Cuando se trata del cine de horror, éste puede tener ramificaciones. El género como sí ya casi no da para más. Directores como Ti West, Adam Wingard y Robert Eggers han encontrado la forma de hacer películas de terror que tengan tanto estilo (estética) como sustancia (buena narrativa). A esta lista de nombres podemos oficialmente añadir el del uruguayo Fede Álvarez.

Si en 2013 hizo casi lo imposible haciendo un fabuloso remake — estas dos palabras raramente se conjugan en una oración — de El despertar del diablo, con No respires, Alvarez ha hecho una de las mejores películas de invasión casera de los últimos años. No respires le otorga un verdadero significado a estar al borde de tu asiento.

3.5/5

Cuando se trata del cine de horror, éste puede tener ramificaciones. El género como sí ya casi no da para más. Directores como Ti West, Adam Wingard y Robert Eggers han encontrado la forma de hacer películas de terror que tengan tanto estilo (estética) como sustancia (buena narrativa). A esta lista de nombres podemos oficialmente añadir el del uruguayo Fede Álvarez.

Si en 2013 hizo casi lo imposible haciendo un fabuloso remake — estas dos palabras raramente se conjugan en una oración — de El despertar del diablo, con No respires, Alvarez ha hecho una de las mejores películas de invasión casera de los últimos años. No respires le otorga un verdadero significado a estar al borde de tu asiento.

Alex (Dylan Minnette), Rocky (Jane Levy), y Money (Daniel Zovatto) son tres ladrones que se ganan la vida entrando a casa de extraños para robar sus pertenencias y así venderlas al mejor postor. El trío entra a las casas vulnerando los sistemas de seguridad que son proveídos por la compañía del padre de Alex. Cuando descubren que un veterano de guerra ciego (Stephen Lang) ha recibido una indemnización de $300,000, el trío cree que es la oportunidad perfecta para un último trabajo. Sin embargo, cuando las cosas salen mal, Alex y Rocky deben pensar en una forma de salir de la casa con vida. Si es que eso es posible.

Como género el horror ha tenido que reinventarse para sobrevivir. De mano del grupo de cineastas ya mencionado, el género ha aprendido que hay varias formas de asustar a una audiencia, incluso si eso significa no ser tan directo o in-your-face como solía. En papel puede que No respires sea una película de terror, pero tiene más de thriller que cualquier cosa. Hay pocos sustos, pero no se debe a que la historia no sea capaz de asustar, sino a que el guión de Rodo Sayagues (cercano colaborador de Álvarez, con quien co-escribió Posesión infernal) no recurre a jugarretas baratas que han marcado la predictibilidad del género. Si bien hay películas que ansían hacer saltar al espectador con algún susto de pacotilla, Don’t Breathe es de las películas que disfrutan hacer que el espectador se agarre de su asiento lo más fuerte que pueda.

Si en algo sobresale el guión de Sayagues es en la construcción de los personajes. Sin contar a Rocky, quien necesita el dinero para darle una mejor vida a su hermana menor, ningún otro personaje sobresale. De Alex sólo sabemos que es un buen tipo que no puede salir de la friendzone, y Money no pasa de ser un ladronzuelo de tercera. Pero para una película de horror, todos estos son personajes inteligentes. A decir verdad, lo único que les podemos cuestionar es su decisión de robarle a un veterano de guerra, pero su plan está ideado con tanta minuciosidad que es complicado objetar algo.

El guión de Sayagues no sólo es un acierto por cómo trabaja a los personajes, sino por plantear un cuestionamiento moral de quién es el malo del relato: ¿o los tres ladrones que quieren robar una casa o el veterano que la defiende? Eso sí, el libreto puede hacer que los casi noventa minutos de la película sean exhaustivos. Como la historia acontece en la casa del veterano, después de cierto tiempo es irritante ver a los personajes deambular sobre sus propias huellas.

Puede que No respires no acepte con brazos abiertos su cualidad como una película de terror, pero es una entrega más que bienvenida — el trabajo de cámara y sonido es magistral — al subgénero de invasiones caseras.

Don't Breathe - Póster

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