Anomalisa

Entrar al mundo de Charlie Kaufman no es pan comido. El respetado escritor ha moldeado su carrera escribiendo películas que, varían desde trabajos desafiantes, ambiguos, y bizarros que nunca olvidan representarse en torno al drama de las resquebrajadas vidas de sus descompuestos protagonistas. Rotos y con defectos de sobra.

Para su nuevo film, co-dirigido con Duke Johnson, Kaufman, quien sólo tiene un crédito como director con la igual de intrincada Synecdoche, New York, incursiona por el stop-motion con Anomalisa, su complicada animación sobre la crisis de mediana edad de un autor de libros de auto-ayuda. En teoría, ésta debería ser su película más comprensible, pero Kaufman no está dispuesto a desprenderse del estilo narrativo que lo hace el autor con la voz más única del cine americano.

Michael Stone (David Twelis) viaja hacia Cincinatti, Ohio, para promocionar su nuevo libro durante una convención y ofrecer una charla motivacional sobre servicio al cliente. Mientras intenta lidiar con los problemas que le aguardan en casa, Michael desea reconectarse con su antiguo amor, Bella. Pero cuando su inofensiva invitación es malinterpretada como una indecorosa propuesta, el destino golpea a su puerta en la forma de Lisa (Jennifer Jason Leight), literalmente, la única mujer de su vida.

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Es engañoso analizar el trabajo de Kaufman sin antes darle una observación con una precisión quirúrgica. Por naturaleza, Anomalisa es el epílogo de todos sus créditos como escritor. La animación posee elementos de algunas de las películas que Kaufman ha escrito, pero toma prestado de films como Adaptation (Michael es un escritor, no un guionista, pero a fin de cuentas, un escritor) y Being John Malkovich (toma lugar dentro del marco de un mundo surrealista donde para Michael, todos, menos Lisa, tienen el mismo rostro y la misma voz).

Lo irónico de Anomalisa es que Michael escriba libros de auto-ayuda aun cuando es el personaje que más la necesita. Al que está familiarizado con el trabajo de Kaufman no debería tomarle por sorpresa que ésta animación sea más humana que algunos trabajos en live-action. El stop-motion de Anomalisa no es nada del otro mundo. La directora Ana Lily Amirpour señala que (el stop-motion), “es la forma mas tortuosa de hacer arte.” Pero el as de Kaufman no es hacer de su debut animado una obra pomposa, sino algo que por mas abstracto que sea pueda ser entendible a través de las emociones que nos hacen humanos.

Anomalisa

Anomalisa no es algo fácil de digerir. El cine que escribe Kaufman no es fácil de digerir. Y lo más probable es que la mayor parte del tiempo se pregunten ¿qué demonios pasa aquí? Pero ése es el gran comodín de la película. Sí, es ambigua, pero dentro de esa ambigüedad podemos discernir emociones y facetas humanas con las cuales es sencillo compenetrarse.

Anomalisa no es una experiencia ligera, pero Kaufman ha probado que sin importar qué tan difuso sea el subtexto, si hay algo que podemos entender es lo que significa ser humano.

8/10

Anomalisa - Póster

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