Por Julio Fernando Navas

Así como Universal Pictures se puso manos a la obra con su universo compartido de monstruos clásicos, Warner Bros. concibe oficialmente una nueva saga de películas entrelazadas entre sí (contando al DCEU), en este caso constituida por criaturas de la talla de Godzilla y King Kong. Y es por medio de éste último que los mundos de ambos colosales fenómenos de la naturaleza cuajan en uno solo.

Del director de Los reyes del verano, Jordan Vogt-Roberts, Kong: Isla Calavera remite en aspecto a Apocalípsis ahora (Francis Ford Coppola, 1979) y en espíritu a Jurassic Park (Steven Spielberg, 1993), pero no puede evitar sentirse como un producto enlatado pensado para conectarse con el film que le antecede, Godzilla (Gareth Edwards, 2014).

Ambientada durante la Guerra de Vietnam, la cinta sigue a James Conrad (Tom Hiddleston), un rastreador experto que es contratado por Bill Randa (John Goodman), un agente del Gobierno de los Estados Unidos, para que encabece una expedición hacia la jamás antes explorada Isla Calavera. Junto a él viajan Mason Weaver (Brie Larson), una periodista de guerra y el Coronel Preston Packard (Samuel L. Jackson) acompañado de su escuadrón. Cuando el grupo expeditivo llega a la peligrosa isla, accidentalmente despiertan a Kong, el gigante simio que reina en el lugar.

Desde que se conoció el contexto histórico de la película, las comparaciones con Apocalípsis ahora han sido muchas. Pero lo cierto es que de aquel clásico Kong: Skull Island no recoge nada. Comparar este spinoff con la obra bélica de Coppola es darle crédito sin merecerlo, pero si hay un film con el que mantiene un parecido razonable ese es Jurassic Park. Al igual que en la película de Spielberg, la sensación de asombro frente a un mundo desconocido siempre está ahí, pero el gran problema de Isla Calavera es el trato que le da a sus personajes.

El guión del film está escrito de tal forma que parece que los escritores sabían de antemano que las personas sólo querían ver a Kong, y que los personajes humanos estaban de más. Tom Hiddleston no convence en su construcción de “héroe de acción” y Brie Larson sólo está ahí para hacer uno que otro comentario con algo de corrección política respecto a la guerra. En Isla Calavera, Kong y las extrañas criaturas que habitan la isla son la verdadera atracción. Aunque lo demás pasa inadvertido, Samuel L. Jackson y John C. Reilly, quien da vida a un General que ha estado atrapado en la isla por casi tres décadas, brillan en sus roles, aun cuando éstos se exceden como meras caricaturas.

Otro problema de Isla Calavera, y esto es algo que aqueja a muchas otras películas que tienen la responsabilidad de conectarse con otras, es que no piensa en el ahora, y no solo eso. Al igual que el universo Star Wars, donde todas las películas que lo conforman siguen un patrón estético bastante rígido, los créditos iniciales Isla Calavera son una copia de carbón de los de Godzilla, y por si eso no fuera poco, una escena post-crédido aguarda al final.

Al igual que la película con la que tan desesperadamente intenta crear un vínculo, Kong: La Isla Calavera queda debiendo en casi todo, pero no por eso deja de ser un film que entretiene tanto como asombra.

6.5/10

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