No es facil evaluar el trabajo de Nicolas Winding Refn. A lo largo de los años si algo hemos aprendido del extrovertido director danés es que sus películas no se digieren a la primera. Incluso las personas que gustan del cine de Winding Refn saben lo pretencioso que puede ser el director (tuve que someterme a Sólo dios perdona tres veces para agarrarle el gusto). Su nuevo film, El demonio neón, no es ninguna excepción.

La estética que se rige sobre el mundo de la moda está hecha a la medida para un director tan visual (de hecho, es daltónico; a eso se debe que sus películas irradien una variada gama de colores) como Winding Refn, por lo que era cuestión de tiempo para que el controversial danés quiera dejarnos estupefactos con una historia en la que encontramos a una modelo adentrándose a los rincones más sombríos de la industria de la moda de alta costura.

2.5/5

No es facil evaluar el trabajo de Nicolas Winding Refn. A lo largo de los años si algo hemos aprendido del extrovertido director danés es que sus películas no se digieren a la primera. Incluso las personas que gustan del cine de Winding Refn saben lo pretencioso que puede ser el director (tuve que someterme a Sólo dios perdona tres veces para agarrarle el gusto). Su nuevo film, El demonio neón, no es ninguna excepción.

La estética que se rige sobre el mundo de la moda está hecha a la medida para un director tan visual (de hecho, es daltónico; a eso se debe que sus películas irradien una variada gama de colores) como Winding Refn, por lo que era cuestión de tiempo para que el controversial danés quiera dejarnos estupefactos con una historia en la que encontramos a una modelo adentrándose a los rincones más sombríos de la industria de la moda de alta costura.

Jesse (Elle Fanning) es una joven de 16 años sin familia o amigos que llega a Los Ángeles con la ilusión de convertirse en una modelo. Durante una sesión fotográfica conoce a Ruby (Jena Malone), una maquiladora que se encarga de presentarla a un mundo tan competitivo como feroz donde todas quieren poseer su inexplicable belleza a como dé lugar. Literalmente.

“Hago películas como un pornógrafo. Grabo lo que me excita.” Desde que Winding Refn encontró a su público con Drive, parece que el director se ha hecho devoto a causar impresiones (casi como su compatriota, Lars von Trier) en vez de contar películas. Sólo dios perdona recibió el mismo tipo de rechazo que The Neon Demon en Cannes, pero con el tiempo ha encontrado aceptación porque es una película a la que se le puede dar varias lecturas. En cambio, El demonio neón se siente tan banal como el mundo que intenta retratar.

La iluminación y composición de la imagen es tan buena como en cualquier otra película de Winding Refn, pero carece del mismo tipo de sustancia que hizo de Sólo dios perdona una película enriquecedora, visualmente hablando. Sólo dios perdona no es lo mejor de Winding Refn detrás de cámaras, pero debajo de toda la pretenciosidad se sentía que yacía algo, y lo hay. Pero El demonio neón no ofrece ni eso. El demonio neón tiene más parecidos a Lost River, la mediocre ópera prima de Ryan Gosling (como podrán haber imaginado, se inspiró mucho en Winding Refn), que a una película de la filmografía de su director.

Winding Refn no es ajeno a la industria de la moda. De hecho, ha dirigido comerciales para Gucci. Teniendo un pasado con la industria fuera justo asumir que El demonio neón viene de un lugar personal o que la película supone algún tipo de crítica  hacia una industria que somete a sus modelos a medidas inhumanas con tal de obtener resultados estéticos buenos, pero ésta es una historia diseñada para impresionar e incomodar al espectador. Winding Refn se ha vuelto víctima de su propia pretensión.

“Si no haces algo que le llegue a las personas, ¿para qué hacerlo?” Winding Refn ha sido un director con bastante franqueza al referirse sobre cómo le gusta sacar reacciones, pero todo tiene un límite. Si algo ha conseguido con El demonio neón es quitarle el trono de la pretensión a Lars von Trier.

The Neon Demon - Póster

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