Los clichés se han transformado en una parte integral del género (ahora la moda es mofarse de ellos), pero el director Robert Eggers toma una ruta alterna y lleva a su película a la profundidad de un obscuro bosque en las afueras de Nueva Inglaterra para contar una macabra historia sobre cómo la fe de una familia puritana es puesta a prueba a partir de la aparición de una bruja. La bruja es lo más tétrico y lúgubre que el horror ha ofrecido en años.

5/5

A comienzos del año anterior escuché cosas realmente fascinantes sobre una película llamada La bruja, la cual había encantado a la crítica y aterrorizado a los asistentes de Sundance. Hasta el Templo Satánico la había avalado como una “buena experiencia”. Casi un año y medio después la película llega a las salas de cine de Latinoamérica, y con seguridad puedo decir que es uno de los mejores trabajos de horror de la historia. Y eso viene de alguien que es un profeso aficionado del género.

Los clichés se han transformado en una parte integral del género (ahora la moda es mofarse de ellos), pero el director Robert Eggers toma una ruta alterna y lleva a su película a la profundidad de un obscuro bosque en las afueras de Nueva Inglaterra para contar una macabra historia sobre cómo la fe de una familia puritana es puesta a prueba a partir de la aparición de una bruja. La bruja es lo más tétrico y lúgubre que el horror ha ofrecido en años.

Ambientada en el siglo 17, La bruja sigue a una familia puritana que es exiliada de una colonia de Nueva Inglaterra por diferencias religiosas. William (Ralph Ineson), el patriarca del hogar, lleva a su familia — su esposa, Katherine (Kate Dickie), su hija mayor, Thomasin (Anya Taylor-Joy), su hijo mejor, Caleb (Harvey Scrimshaw), los mellizos Mercy y Jonas, y el recién nacido, Samuel — a un alejado bosque en las afueras de la colonia. Cuando Samuel es raptado, presuntamente por una bruja que merodea el lugar, la familia descubre que está siendo atormentada por una fuerza maligna que pondrá su fe a prueba.

Desde El proyecto de la bruja de Blair ninguna película que se ha relacionado a la brujería — o a la presencia de una bruja — ha sido tan efectiva como La bruja. La ejecución puede ser sistemática (a partir del rapto el guión sigue un patrón fácil de percibir cuando la familia empieza a experimentar extraños eventos en sucesión), pero Eggers, también autor del libreto, reemplaza sustos baratos y previsibles por una atmósfera bien lograda y, sobretodo, absorbente.

Para una película donde la quietud y el silencio reinan, Eggers, su director de fotografía Jarin Blascke y las composiciones de Mark Korven logran absorber por completo al publico. La bruja puede ser llamada una “película lenta”, pero la factura y la puesta en escena es tan buena que es fácil sentirse como una presa mas de la inquietante presencia de la bruja.

Entrar en detalles sólo arruinaría su experiencia, pero si se lo están preguntando, sí, sí vemos a la bruja, al menos por unos cuantos segundos, lo cual es suficiente porque Eggers sabe que un pequeño momento bien logrado basta para que se grabe en nuestra memoria. La bruja no es una película de terror corriente, y por ello no recurre a sustos baratos, sino a un tipo de horror sugestivo que es bastante efectivo. Adentramos en el bosque mientras seguimos a un personaje es lo suficientemente escalofriante como para añadir sonidos y ese tipo de cosas. No tenemos que ver a la bruja para sentir su presencia, y eso es mérito del fantástico trabajo de Eggers detrás de cámaras.

La bruja es una película con un contexto religioso bastante fuerte, y obvio. Metafóricamente hablando, la familia es una representación de Adán y Eva. La bruja se manifiesta como la tentación con la que satanás los pone a prueba. No hace falta decir que aquí no hay final feliz, pero está tan bien logrado que hace que el film acabe en la nota perfecta.

El personaje central de La bruja es Thomasin, quien no sólo tiene que lidiar con la culpabilidad de haber perdido a Samuel de vista, sino también con las acusaciones de sus hermanos de que es una bruja y con el desprecio de su madre. Como espectador, uno puede sentir que alguien, o algo, está moviendo los hilos para separar a la familia, y eso es lo que hace a la película aun más perturbadora.

He visto un centenar de películas de terror en lo que llevo de vida, pero ninguna como La bruja. Nunca antes algo me había dejado tan estupefacto, extasiado, y aterrado. Todo al mismo tiempo. La bruja es un ejemplo genuino de los niveles de horror a los que puede llegar el género.

The Witch - Póster

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