Foxcatcher

¿Qué tan lejos alguien está dispuesto a llegar para ver a su país renacer? En su cuarta realización en casi veinte años, el director Bennett Miller nos entrega uno de los retratos más tristes y obscuros de la última década con Foxcatcher, la cual le otorgó el premio a Mejor Director en Cannes. Películas basadas en acontecimientos reales las hay muchas, pero pocas pueden llegar a ofrecer el nivel de realismo de este film, el cual no solo demuestra que en efecto, hay talento en Channing Tatum, sino que también Steve Carell es un actor dramático de primera. Descomunal aquí.

Los films de Miller, como Capote y Moneyball, también basados en hechos reales, trasmiten un estilo orgánico, y esto se logra por su dirección minimalista y al oportuno uso de la banda sonora, teniendo a sus intérpretes como únicos instrumentos mediante los cuales la narrativa nunca pierde fuerza. Claro que en comparación a sus dos pasadas realizaciones, Foxcatcher funciona como una trágica mirada a una relación fracturada entre alumno y mentor, la cual, ambigua y todo, adquiere otra dimensión gracias a las reveladoras interpretaciones de Carell y Tatum, cada uno irreconocible a su manera.

Mark Schultz (Tatum) es un campeón de lucha libre olímpica que siempre ha vivido bajo la sombra de su hermano mayor, Dave (Mark Ruffalo), también campeón y atleta de élite. Mark es invitado por el multimillonario y filántropo, John du Pont (Carell), a hospedarse en una de las residencias de la gigantesca hacienda que le pertenece a su familia, donde podrá preparase para competir en el mundial y llegar en forma a los Juegos Olímpicos de 1988, a llevarse acabo en Seúl. Tras la insistencia de du Pont, Dave finalmente accede a mudarse con su esposa Nancy (Sienna Miller) y sus dos hijos a su hacienda, donde además de prepararse entrenará al equipo de lucha libre Foxcatcher, pero al llegar, nota que  la relación entre su hermano y du Pont se ha deteriorado.

Foxcatcher

Foxcatcher es de esas películas que, cuando terminan, dejan una sensación de tristeza que perdura. Son muchos los motivos por los cuales este film es capaz de apagar emocionalmente al espectador. Mientras redacto esta crítica no puedo negar haberme sentido tocado por la película, lo cual es algo que no esperas de un drama de una factura tan triste y trágica como este. Foxcatcher funciona por las desgarradoras actuaciones de su inmensamente talentoso tridente protagónico. Ruffalo ya es un actor consolidado, pero aquí los que realmente se lucen son Carell y Tatum.

Prolífico para las comedias, Carell ha demostrado que no es ajeno al drama, y películas como Dan in Real Life, Little Miss Sunshine, y la subestimada The Way, Way Back son prueba de ello, pero Foxcatcher es una que prevalecerá la prueba del tiempo como la mejor interpretación de su carrera. Carell ha estudiado perfectamente los manierismos y la forma de hablar, e incluso de caminar, de un du Punt cuya estabilidad mental pendía de un hilo. El trabajo realizado por Carell hace de du Pont un hombre misterioso y enigmático, que aunque está seguro que todos tienen un precio, el dinero no representa mucho para él. Algún otro actor hubiese fracasado en interpretar a du Pont como un adinerado materialista de una dinastía americana de clase alta, pero Carell es tan fino como un cuchillo trayendo a la vida a un hombre que lo único que quería era ver en lo más alto a su país, y que creía que la única contribución que podía ofrecer era su dinero para aportar con el avance del deporte que más ama; mal visto por su madre, Jean du Pont (Vanessa Redgrave).

Foxcatcher

Si hay dos palabras con las que puedo describir a du Pont, esas serían miseria ambulante. No hay nunca siquiera un pequeño destello de felicidad en su rostro, y si la hay, es fácil confundirla con algún grado de demencia, la cual ya padecía. Carell siempre tiene plasmado en su rostro una mirada de alguien que ya conoce su propio destino, y le es sencillo transmitir la tristeza de su personaje, quien encuentra en Mark la oportunidad de no sólo ser un mentor, sino un padre, lo cual parece haber sido arrebatado por su madre, cuya presencia es avasallante incluso para un personaje de carácter intimidante como el de Carell.

Como el asesino que fue, es inevitable no sentir cierta lastima por du Pont, lo cual habla muy bien de la metamorfosis de su intérprete. Aunque su relación con Mark es ambigua, podemos comprender porqué se identifica con él. Así como Mark siente que vive bajo la sombra de su hermano, du Pont siempre ha sido subestimado por su madre y ha recibido su desaprobación por promover y querer practicar un deporte que lo hace ver como una persona que ha caído bajo.

Foxcatcher

Si bien Carell aporta con las escenas más aterradoras de Foxcatcher, Tatum mantiene la intensidad del film con una caracterización de un atleta en búsqueda de su perfección y con la derrota jamás como una opción. Es placentero ver cómo Carell y Tatum se entienden cuando comparten una escena. Las interpretaciones de cada uno bien podrían opacar al otro si no estuvieran en sintonía, pero ambos siempre responden al talento de su contraparte. Como dije, Ruffalo ya es un actor dramático consolidado, pero no por eso su trabajo deja de ser notable.

Ninguna película que advierta a su audiencia de que lo que está apunto de ver es algo basado en hechos reales está diciendo exactamente la verdad, porque de que hay inexactitudes las hay, pero no por eso Foxcatcher deja de ser un atmosférico y desgarrador retrato de dos hombres intentando llegar a la grandeza a su autodestructiva manera.

9/10

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