Basada en las memorias escritas por su ex-esposa, Jane Hawking, llega el drama The Theory of Everything, el cual repasa los momentos más cruciales de la vida de Stephen Hawking, probablemente el físico más reconocido de la contemporaneidad. Al pasar gran parte de su vida postrado a una silla de ruedas y comunicándose por medio de un transmisor de voz, hemos olvidado que antes era una persona como todas las demás, claro, con la excepción de tener un coeficiente intelectual altamente elevado, pero le critico a La teoría del todo lo que le critiqué a El código enigma. Las verdearas hazañas de sus protagonistas ocupan el espacio menos importante de una historia más preocupada por estudiar las tragedias de sus vidas.

3.5/5

Nota: el Festival del Oscar se lleva acabo del 6 al 11 de Febrero en cines selectos.

Al haber visto el sábado El código enigma y el domingo La teoría del todo, me resulta inevitable no levantar comparaciones entre ambas realizaciones, ya que a fin de cuentas, son dos biopics sobre dos de las más grandes personalidades de la historia inglesa. Sin embargo, lo que me llama la atención, es que estas dos películas están empedernidas en retratar el complicado periodo de la vida de sus protagonistas, ignorando sus verdaderas contribuciones en sus respectivos campos.

Basada en las memorias escritas por su ex-esposa, Jane Hawking, llega el drama The Theory of Everything, el cual repasa los momentos más cruciales de la vida de Stephen Hawking, probablemente el físico más reconocido de la contemporaneidad. Al pasar gran parte de su vida postrado a una silla de ruedas y comunicándose por medio de un transmisor de voz, hemos olvidado que antes era una persona como todas las demás, claro, con la excepción de tener un coeficiente intelectual altamente elevado, pero le critico a La teoría del todo lo que le critiqué a El código enigma. Las verdearas hazañas de sus protagonistas ocupan el espacio menos importante de una historia más preocupada por estudiar las tragedias de sus vidas. 

En 1963, Stephen Hawking (Eddie Redmayne), estudiante de astrofísica, conoce en una fiesta universitaria a quien sería su esposa, Jane (Felicity Jones), una religiosa estudiante de literatura. Un día a causa de los primeros síntomas de su afección, Stephen se tropieza y golpea su cabeza contra el pavimento, por lo que es diagnosticado con una enfermedad neuronal que, aunque no afectará su cerebro, limitará al máximo el movimiento de su cuerpo. Mientras Stephen intenta ajustarse a las complicaciones de su nueva vida postrado a una silla de ruedas deberá trabajar en su tesis sobre la teoría del tiempo e intentar salvar su matrimonio con Jane.

La historia de Stephen Hawking es increíblemente trágica, y para las personas de esta generación, La teoría del todo nos muestra que alguna vez hubo una persona totalmente diferente al hombre condenado a una silla que conocemos hoy en día. Nada de lo que sobresale del film hubiese funcionado de no ser por la transformadora personificación de Eddie Redmayne. Este es un rol que requiere de un intérprete bastante talentoso, y Redmayne, quien evidentemente ha estudiado a fondo a Hawking, nos lleva a un viaje hacia la conflictiva psicología de una persona dotada que teme perderlo todo.

El guión de Anthony McCarten es uno que no pierde tiempo, y dentro de los primeros dos minutos de la película, Stephen y Jane ya están intercambiado miradas. La historia ha sido innecesariamente acelerada, y hasta ahora no encuentro explicación en aquello. El director James Marsh aborda la película de una manera tan íntima que para cuando han pasado años desde el diagnostico de la enfermedad neuronal de Hawking, no sentimos que estamos presenciando la historia de una personalidad reconocida mundialmente.

Todos conocemos lo que Hawking ha sufrido. Obviamente no me refiero a cada detalle, pero la película está más dispuesta a ser una historia de superación a ser una sobre una increíble persona que, a pesar de su enfermedad, y los varios golpes que le dio la vida, como primero perder la capacidad de caminar y luego de hablar, salió adelante. El merito de The Theory of Everything se encuentra en la interpretación de un Redmayne que logra acertadamente emular cada expresión facial o errático movimiento corporal de una persona que sufre de este desorden neurológico. El guión de McCarthen sabe apelar al humor de la discapacidad de Hawking sin llegar a ser ofensivo en ningún momento, y como he dicho, funciona primariamente gracias a Redmayne. El guión nos permite reír (con Stephen) y nunca sentirnos culpables o indolentes al respecto.

Es imposible hablar de la transformación actoral de Redmayne sin destacar a su contraparte, Felicity Jones. Al comienzo ella entra en la escena de una manera tan discreta que casi pasa desapercibida, pero mientras Redmayne nos va mostrando de lo que es capaz como actor, ella se pone a la altura como una mujer al borde del limite. Ama a su esposo, pero su condición está deteriorando su matrimonio, y como toda mujer, tiene sus necesidades. Bien dirigida y espléndidamente actuada, La teoría del todo es otro aporte del fantástico cine británico para la temporada del Oscar.

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