El realizador de Mono con gallinas regresa después de ocho años.
Sumergible, el thriller del director Alfredo León León (Mono con Gallinas, 2013), será el primer gran estreno ecuatoriano en llegar a las salas (y a plataformas digitales) en medio de la pandemia del coronavirus.
Hace unas semanas tuvo la oportunidad de platicar con el director quiteño respecto a la película, la cual cerró la primera edición virtual del Festival de Cine Latinoamericano del American Film Institute. Charlamos sobre los motivos por el cual la película tardó año y medio en estrenarse, su fascinación hacia las embarcaciones sumergibles, la posibilidad de una posible industria de cine en Ecuador y el que será su tercer largometraje, Los desechables.
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El rodaje de la película concluyó en octubre del 2017. ¿A qué se debe el retraso de casi dos años?
El proceso de post suele ser uno muy largo, sobre todo en nuestro cine porque es una etapa que en muchas ocasiones no está del todo financiada y que no tiene la solidez financiera para aguantar demoras o complicaciones. La edición mas bien fue bastante rápida ya que comenzamos a montar la película a la par de lo que se iba filmando. Para mediados del 2018 Sumergible ya estaba montada, pero después de eso fue un largo proceso de sonido. El sonido se demoró el doble de lo que teníamos previsto, en gran medida porque nos metimos a construir el mundo sonoro de una película hecha casi en su totalidad en estudio, y que ademas sucede en un lugar en particular como el mar. Eso requería de una construcción sonora 360 muy detallista. Era un proceso que debía hacerse lento.
Sumergible estuvo lista en el 2019, pero luego entra a una etapa en la que empiezas a planificar la distribución y la exhibición. Claro que nunca pudimos saber que iba a venir un tema como la pandemia que iba a complicar las cosas. Quizás hubiésemos apresurado el estreno, pero en ese momento tomamos la decisión que la película empiece primero a viajar por el mundo. Cerramos un acuerdo con un distribuidor internacional que está moviendo la venta de la película en territorios internacionales. Las cosas se fueron complicando con la aparición de la pandemia. Podría decir que la película lleva un año y media lista sin poderse estrenar por diversas razones. En el 2019 habían varios grandes estrenos comerciales y no pudimos encontrar un hueco para meterla en los cines.
¿Durante el proceso de escritura fuiste consciente de este dispositivo narrativo en torno al encierro? Porque en Mono con gallinas hablamos de cuatro personajes encerrados en un espacio reducido, y eso se repite en Sumergible.
Sí y no. Quizás la coincidencia del tema del encierro fue algo de lo cual no fui consiente sino hasta mucho más adelante en el proceso de hacer Sumergible. Las dos películas nacieron de situaciones completamente distintas que capturaron mi atención, no necesariamente por el tema del encierro. A mí lo que me interesaba de esa película – Mono con gallinas – era contar un coming of age dentro de una situación complicada. El reescribir el momento de una historia que no está en los libros oficiales. Esa era la motivación de ese momento.
Sumergible nace de una curiosidad hacia el mundo del narcotrafico. Cuando comencé a investigar me interesó muchísimo el dispositivo sumergible. El aparato en sí me pareció fascinante. El ingenio de este negocio multimillonario que siempre encuentra la manera de dar un paso adelante. Cuando me enteré que existían estos bichos flotantes artesanales construidos con el único propósito de llenarlos de droga y llevarlos hasta alta mar, ese fue mi primer enganche. El trasfondo social de esta historia aparece después, cuando investigo sobre los narco-sumergibles y sobre quién los tripula. Ahí descubro un mundo del cual no se habla, un último eslabón, si se quiere, del tema del narcotráfico, de estas mulas de mar.
Me enfrenté a este proyecto con los retos que me propuse como director y contador de historias. El hecho de narrar una historia contenida, en un espacio reducido con pocos personajes me resultó fascinante. En esa época comencé a ver películas que se desarrollan en espacios contenidos, desde Lifeboat de (Alfred) Hitchcock hasta Buried. Me fascinó la posibilidad de mantener al público intrigado con tan poco, entre comillas.
Ahora que hablas de películas, cuando me enteré de Sumergible se me vino a la mente que no hay muchos filmes sobre submarinos, peor sumergibles. Recuerdo una dirigida por Kathryn Bigelow, K-2: the Widowmaker, y Black Sea, protagonizada por Jude Law. A parte de las películas que mencionaste, ¿de cuáles otras tomaste inspiración?
Hay una película alemana que me encantó y me marcó – Das boot (Wolfgang Petersen, 1981). Gráficamente es muy poderosa y visualmente es increíble. Me di cuenta que no necesariamente tenía que ser un artefacto similar a un submarino bajo el mar. Las películas de exploración espacial se parecen mucho en esos aspectos, porque son un grupo de personas metidas en una lata en un lugar desconocido. Ese sí es un género muy explotado, y me di cuenta que debía explotar eso a mi favor. Introducir al espectador a un mundo que de otra forma no podría conocer, al que sería muy difícil acceder. También revisé el tema de películas en cárceles, porque todos esos aspectos giraban en torno a Sumergible.
¿Cómo se da la co-producción con Colombia?
Se da de una manera muy interesante porque cuando estaba en la etapa de post-producción de Mono con gallinas conocí a Juan Pablo Solano, que era uno de los socios de la empresa productora en Colombia. Nos hicimos amigos y compartimos los proyectos en los que estábamos. Cuando estaba trabajando en Sumergible, lo contacté y se interesó. Él me introdujo a sus socios de Proyección Films que son productores jóvenes que están muy activos en Colombia.
Naturalmente, la película permitía tener un elenco de distintos acentos y nacionalidades en un lugar geográfico específico. Al final se acordó que dos actores sean colombianos como parte del acuerdo en la co-producción.
¿Llegaron a filmar sobre el agua?
Fueron veintitantos días de rodaje de los cuales todos menos dos fueron en Quito en un estudio al interior del Sumergible. Sólo hicimos dos días de grabaciones para imágenes muy puntuales en las que había que generar una referencia con el mar, y que son los únicos dos momentos en la historia que suceden fuera del sumergible. Y sí, una de esas escenas suceden sobre el mar, pero fue algo muy puntual que se trabajó en dos días con un equipo reducido. Prácticamente el 98% de la película fue filmada acá en Quito.
¿Cuál fue el presupuesto?
El proyecto terminó contando con alrededor de $600,000 dólares, que es mas o menos lo que costó Mono con gallinas. Un presupuesto un poco por encima del promedio en el cine ecuatoriano, pero es un presupuesto muy pequeño en comparación a otras obras cinematográficas. En el Ecuador hemos aprendido de alguna manera a hacer películas con lo que se tiene y ser super recursivos. En Ecuador se puede hacer cine de calidad a bajo precio.
¿De aquí a futuro se podrá hablar de una pequeña industria de cine en Ecuador?
Quisiera ser positivo, pero lamentablemente hay cosas que no funcionan del todo bien, entre ellas que el cine y la cultura de este país no exista ante los ojos del estado, de los gobiernos de turno. Cuando el cine no es importante eso limita muchísimo su desarrollo como una industria, una que genere ingresos y puestos de trabajo.
En este país lo seguimos viendo como un grupo de locos a quienes hay que ayudar para que hagan películas, y esa mentalidad es la que nos mantiene alejados de otras realidades cinematográficas.
¿Crees que deba haber una entidad que regule la calidad del que llega a las salas del país?
Creo que hay algo que no hemos entendido. Creemos que hacer cine es estar en el Cinemark a lado de los grandes estrenos de Hollywood, y eso es una mentalidad romántica y completamente retrógrada. Hacer cine es hacer una película, y estrenarla y distribuirla a su público. Si eso es a través de las salas junto a los blockbusters, bueno, será por ahí. Pero hay otros caminos.
Hay público para todo, pero tienes que saber encontrarlo. Y está bien si haces películas para televisión o para celulares, pero tienes que saber qué tipo de película estás haciendo y para quién. Y si es que hiciste una película que no se estrenó en salas eso no te hace menos director o productor, porque si es que forzosamente estrenaste en cines cuando no estaba diseñada para eso, hiciste mal negocio, y quizás elimines tu posibilidad de seguir trabajando.
Creo que lo que tenemos que comenzar a hacer es entender nuestras capacidades de producción, entender nuestras historias a nuestro público y saber encontrarlo.
¿Qué sigue para ti después de Sumergible?
Es un proyecto que vengo trabajando desde hace algún tiempo. Es un proyecto que ha dado un giro con el tema de la pandemia, porque curiosamente trata de eso. Es una película de género, de ciencia ficción, sobre un mundo post-apocalíptico que se nutrió mucho de lo que está pasando en este momento y que se ha repensado tomando eso a su favor. Recibimos un fondo para comenzar a desarrollar la película. Ahora estamos trabajando en la producción de un teaser para poder levantar fondos para su producción, pero todavía es un proyecto que está en pañales. Es una película de época de ciencia ficción que va a costar mucho menos que mis películas anteriores.
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Sumergible ya se encuentra disponible en la plataforma de streaming de Touche Films, Touché Premiere, y se estrena oficialmente en salas de cine este 12 de marzo.