El castigo es un potente drama familiar chileno que hace uno de los mejores usos en tiempos recientes del plano secuencia.

La película, selección oficial de Chile para el Oscar 2023, está protagonizada por Antonia Zegers (Una mujer fantástica, El Conde) y Néstor Cantillana (No), quienes dan vida a una pareja de casados que toma la impulsiva decisión de abandonar a su problemático hijo en un bosque al pie de la carretera.

A propósito de su regreso a las salas para una muestra de cine latino en Nueva York y Los Angeles que se llevó a cabo a mediados de julio, Cinema Ecuador tuvo la oportunidad de entrevistar al director Matías Bize, con quien platicamos sobre su motivación para coescribir el guión, los desafíos de filmar un plano secuencia y el envolvimiento de IBERMEDIA en el proyecto.

¿Qué te motivó a escribir una historia sobre una ruptura familiar tan compleja y hasta cierto punto tabú?


“Todas mis películas son dramas de pareja. He hablado del enamoramiento, de la separación, de la segunda oportunidad, del reencuentro o de la muerte de un hijo. Esta es mi primera película en la que hablo de la maternidad,  y era un tema que me faltaba explorar. Arranqué la película sin ser papá y la terminé siendo uno. Es un tema que me parece muy interesante poner sobre la mesa. Es un tema, cómo tú decías, tabú. Si bien hay un auge del feminismo y la igualdad, con Coral Cruz, mi guionista, sentíamos que había un tema que no era tratado, como lo maternidad. Nos parecía importante ponerlo sobre la mesa. Hay una figura sobre la madre romantizada, sobre todo en Latinoamérica. Existe una presión sobre la mujer por ser madre, luego por ser madres felices, por ser madres plenas”. 


¿En qué etapa del proceso de escritura decidiste que filmarías la película en un plano secuencia? 


“Al inicio. Mi primera película, Sábado, fue un plano secuencia. El castigo es la octava. Desde Sábado quería volver a hacer una película en plano secuencia. Veinte años después me encontré una historia que si yo la contaba en un plano secuencia termina siendo una mejor película. Se me venían ideas de planos, de un lucimiento técnico, pero finalmente no nos encantaba porque necesitábamos una historia que si no la contaba en un plano secuencia no iba a ser una mejor película. Cuando estábamos conversando con Coral sobre esta historia de una madre infeliz que pierde a su hijo en un bosque, le digo, ‘Hagámosla en un plano secuencia’. A Coral le gustó mucho la idea y la pensamos desde un inicio hacerla así”.


¿Afrontaste algún tipo de desafío con el plano? 


“Por un lado, le ayuda mucho a los actores. Yo necesitaba esos últimos veinte minutos de la película con ese nivel de drama, pero para llegar a ese punto necesitaba mucho esta primera hora de fondo en la que se va cargando dramáticamente para llegar a ese final. Eso por un lado. Me gusta preparar mis películas como si fueran obras de teatro. Pero obviamente existe la dificultad de que nada puede salir mal. No hay corte, no hay truco. Está todo muy ensayado, preparado. Lo único que hicimos fueron siete tomas en siete días distintos, porque además solo podía hacer una toma por día. Al final de cada toma, la revisaba con mi editor y hacíamos muchas notas que yo se las daba a los actores para la siguiente toma. Como no podía hacer cortes, todas mis correcciones eran para la siguiente toma. Entonces cada día la película iba mejorando un poquito”.


¿Te preocupó que llegue a ser una distracción? 


“Habrá gente que va a ver la película porque saben que es un plano secuencia, y a los diez o quince minutos se les olvida porque entran en la historia. Para mí eso era lo más importante. Además no es un plano secuencia en el que yo me luzca como director. No es difícil. No es que la cámara se mueva o haga un plano muy extraño. Quería contar la historia de la manera más simple y bonita posible. Es como todo lo contrario, yo desaparezco como director y dejo que la historia se cuente de la manera más simple posible”.


¿Cuando filmaste tu primera película imaginabas que todavía ibas a afrontar dificultades para encontrar financiamiento?


“Es buena pregunta. Yo creo que siempre es como una primera película. Cada nueva película tiene nuevos desafíos técnicos, actorales, dramatúrgicos, si la historia va a funcionar o no. Claro, lamentablemente en esta parte del mundo también problemas financieros. Sigue siendo difícil hacer una primera película o una octava película”.

El castigo es distribuida en Estados Unidos por Outsider Pictures.

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