Por Julio Fernando Navas
Desde que el especial cómico de Amy Schumer, The Leather Special, llegó a Netflix, también lo hicieron las críticas. Desde su llegada a la plataforma el pasado 7 de Marzo, el stand-up aparentemente fue blanco de calcificaciones negativas “injustificadas”. Netflix está segura que el especial tiene una valoración muy baja debido a los detractores de la comediante, quienes supuestamente lo valoraron con la calificación más baja posible — 1 estrella — sin si quiera haberlo visto; son trolls según Schumer. Por eso, se conoció hace dos semanas que la gigante del streaming estaba planeando deshacerse de las estrellas para introducir el sistema de calificación por pulgares.
Con la introducción de los pulgares, Netflix ha minimizado la forma en la que sus usuarios pueden calificar el contenido. Si antes teníamos cinco opciones (me encanta, es genial, me gusta, no me gusta, lo odio), ahora estamos atorados con dos: pulgar arriba y pulgar abajo. Ya no hay medios. O es bueno o es malo. Sin embargo, esta nueva forma de calificar no es tan tonta como parece.
Si bien es molesto no tener las estrellas como referencia — de acuerdo al vídeo, resulta que las estrellas que aparecían no se generaban por las calificaciones de otros usuarios, como se pensaba, sino por cómo hemos calificado contenido parecido —, el sistema de calificación por pulgares tiene como base la compatibilidad. A partir de ahora ya no se ven estrellas, sino un porcentaje que indica qué tanto me puede gustar cierta película, documental o serie de televisión. De esta forma, por ejemplo, Netflix tendría que hacer un buen trabajo manteniendo alejadas lo más que pueda de mí las nefastas películas que hacen con Adam Sandler.
Todos ganamos, aparentemente.