Por Julio Fernando Navas
En el peor de los casos una realización fallida puede terminar con la carrera de un director antes que siquiera comience. En el singular caso de Tommy Wiseau, su primera incursión dentro del cine con The Room (2003) le valió hacerse de un nombre, pero por todas las razones equivocadas. Lo curioso es que The Room no es lo que llamaríamos una buena película. De hecho, es considerada una de las peores producciones audiovisuales jamás realizadas. The Room es lo que le da sentido al “tan malo que es bueno”, y es por eso que a lo largo de los años la película, al igual que su extravagante director, cosechó un seguimiento considerable. El complicado proceso de realización del film fue inmortalizado en The Disaster Artist, una biopic realizada por James Franco y su séquito que planea poner bajo el foco de atención uno de los peores filmes de la historia o, como algunos la estiman, la “Citizen Kane” de las malas películas.
Adaptada de la novela homónima escrita por el co-protagonista del film, Greg Sestero, The Disaster Artist se enfoca en la peculiar persona de Wiseau quien, al igual que James Franco, es todólogo. Wiseau no sólo dirigió y protagonizó The Room, también la produjo, la escribió y misteriosamente encontró una forma de financiarla. Se cree que lo hizo importando chaquetas de cuero coreanas. La película costó casi siete millones de dólares y de acuerdo a Sestero, el presupuesto se infló por las malas decisiones de Wiseau, como grabar con fondo verde cuando no era realmente necesario o repetir varias tomas hasta el agotamiento colectivo por su incapacidad de memorizar sus líneas.
Un fracaso en taquilla, las personas que se atrevieron a ver la película durante su estreno en 2003 exigieron reembolsos pasada la media hora de proyección. Y es que The Room es tan mala en todos, absolutamente todos los apartados que es difícil creer que exista. A fin de cuentas, si el film “recibió” luz verde fue porque Wiseau hizo todo lo que estaba en su poder para realizarla y estrenarla después que una editorial se negara a publicar la novela de 500 páginas que había escrito.
Después de ser retirada de cartelera — algunos cines advertían que no habría reembolsos — la película fue generando aceptación por lo hilarantemente mala que es. Con aires de todo un autor, Wiseau anualmente lleva consigo la película a varias ciudades de los Estados Unidos, e incluso al extranjero, para ofrecer proyecciones. Concebida como un drama, Wiseau quiere converse al resto (y a sí mismo) que The Room siempre fue una comedia negra.
Juzguen ustedes.
https://www.youtube.com/watch?v=2NOlzW8hx5A&t=182s
Pongo a colación el nombre de Franco porque al igual que Wiseau, tiene pretensiones artísticas meramente risibles. Es un actor de talento es admirable, pero como director y guionista ha destruído la literatura de autores que ha leído como Cormac McCarthy y William Faulkner con adaptaciones diminutas que pasan si pena ni gloria. Sin contar The Disaster Artist, Franco tiene otras cinco películas en post-producción.
Los derechos de distribución de The Disaster Artist fueron adquiridos por A24, y la compañía cree que la película puede ser una contendiente al Oscar ya que fijó su fecha de estreno para el 1 de diciembre.
Si The Disaster Artist, una película inspirada en una de las peores películas de la historia, logra figurar de cualquier forma en los Oscars, el chiste se habrá contado solo.