Sinister 2 no sólo será recordada como una pésima secuela, sino también como una que fracasa justificando su mera existencia. Como todo film de Scott Derrickson, Sinister sucumbe durante su último acto. Sin embargo, ha perdurado como una de las mejores y más atmosféricas entregas del cine de horror moderno.
Su continuación, de la cual no podremos decir lo mismo en un par de años, es dirigida por un completo desconocido en Ciaran Foy (Citadel) y siempre se muestra ansiosa por establecer frágiles conexiones con la película de Derrickson, pero además de revelarse muy superficial en ello, se convierte en un festín de jumpscares baratos y predecibles.
Después de lo acontecido con la familia del autor Ellison Oswalt, el antiguo comisionado de la ciudad (James Ransone) se ha puesto manos a la obra para quemar hasta los cimientos los hogares donde se cometieron genocidios influenciados por la maligna presencia del Bughuul. Cuando se propone a quemar una nueva casa descubre que ya hay una familia habitando en ella: Courtney (Shannyn Sossamon), una madre soltera, y sus dos gemelos, Zach (Dartanian Sloan) y Dylan (Robert Sloan), quien por las noches recibe visita de niños muertos que lo incitan a ver todas las películas que han grabado.
Sinister 2 es tan incompetente que no cumple ni con lo mínimo que se puede esperar de un cashgrab como este: justificar su realización. El nombre de Oswalt aparece más de una vez, pero carece de cualquier tipo de impacto en la historia además de haber sido otra victima de la misteriosa figura del Bughuul. El guión de C. Robert Cargill y Scott Derrickson (quien además produce) constantemente referencia la primera película, pero no es nada más que un pobre intento de querer decir que aún hay cosas por contar, cuando realmente no las hay. Jamás sabremos con certeza quién es el Bughuul.
Ransone hace de un protagonista poco convincente que bordea en lo reíble (no se puede pasar de un Ethan Hawke a un actor de tercera y esperar el mismo resultado) lo cual no es del todo malo si al menos su contraparte femenina fuera la que tomara el control, pero sólo es una mujer que resulta haber llegado a ésa casa por escapar de su abusador esposo, quien desea arrebatarle la custodia de sus dos hijos, ya que evidentemente continúa disfrutando abusando física y emocionalmente de ellos.
Uno de los mejores aspectos de Sinister, sino el mejor, eran las escalofriantes películas grabadas en Super 8, e incluso en éso Sinister 2 se queda corta. Hay un par que están bien logradas, como la de una familia siendo electrocutada en su cocina o torturada con taladros, pero cuando éstas son proyectadas por ¨niños muertos¨que no se inmutan ante ellas, no existe una relación genuina entre personaje-espectador (como el que había en la primera película con Hawke viendo las cintas solo en su oscura oficina) ante los horrores que se están proyectando.
Sinister 2 es sencillamente terrible en todo lo que se propone. Endebelemente actuada, mal escrita, jumpscares que no asustan, personajes desagradables, y una historia de amor tan poco creíble como sus protagonistas, hacen de ésta una de las peores películas del 2015.