Augurar el regreso de M. Night Shyamalan no es más que una precipitación. Lejos de volver a ser el cineasta que nos entregó hace casi dos décadas El sexto sentido, el director ha logrado algo muy importante con su nueva película, Los huéspedes: una reconciliación.

Cierto es que desde la discutida La aldea — debería decir El protegido, pero La aldea pasa por una factura superior a la de los bodrios que estarían por venir —, Shyamalan pasó a ser del siguiente Spielberg (no lo digo yo) a un realizador digno del formato casero o el peor cine B que Estados Unidos pueda ofrecer. Con Los huéspedes, Shyamalan reconoce sus errores pasados en la forma de un found footage que mezcla adecuadamente elementos del cine cómico y de horror sin perder una onza de encanto o rareza.

Augurar el regreso de M. Night Shyamalan no es más que una precipitación. Lejos de volver a ser el cineasta que nos entregó hace casi dos décadas El sexto sentido, el director ha logrado algo muy importante con su nueva película, Los huéspedes: una reconciliación.

Cierto es que desde la discutida La aldea — debería decir El protegido, pero La aldea pasa por una factura superior a la de los bodrios que estarían por venir —, Shyamalan pasó a ser del siguiente Spielberg (no lo digo yo) a un realizador digno del formato casero o el peor cine B que Estados Unidos pueda ofrecer. Con Los huéspedes, Shyamalan reconoce sus errores pasados en la forma de un found footage que mezcla adecuadamente elementos del cine cómico y de horror sin perder una onza de encanto o rareza.

Becca (Olivia DeJonge) y Tyler (Ed Oxenbould) son dos hermanos que viajan hacia Pennsylvania para hospedarse en la casa de sus abuelos por una semana para intentar enmendar la relación de su madre (Kathryn Hahn) con ellos. Becca quiere hacer un documental para unir a la familia. Sin embargo, ella y Tyler descubren que algo no anda bien con el comportamiento de sus abuelos, quienes con el pasar de los días y llegada la noche actúan de forma bizarra.

Pueden criticar a placer a Shyamalan, y es probable que esté de acuerdo de lo que se le acuse. No obstante, alguna vez fue un gran director y Los huéspedes prueba que ese cineasta, muy en el fondo, aún sigue con vida, y  por ahora, eso basta. Ésta es la primera aventura de Shyamalan con el abominable found footage, y el resultado es notable. Tener más de una perspectiva (cámara) ayuda, pues se logra contrarrestar la inevitable shaky cam que constituye casi por religiosidad al subgénero.

En el fondo, el guión de Shyamalan trabaja con el tema de la reconciliación familiar. El director aprovecha la temática para redimirse con sus seguidores. Alejado del sistema de estudios, y con apenas cinco millones de dólares, Shyamalan ha moldeado un extraño híbrido entre una película de terror de invasión casera y una comedia con toques dramáticos. El humor aveces es encogedor, por no decir pobre, pero Shyamalan también quiere recordarnos que alguna vez fue un director serio. Los huéspedes puede ser profunda sin sentirse superficial.

Shyamalan entiende que lo que realmente asusta no son los jump scares (aveces sede a la tentación), sino lo indescriptible, y ver a una anciana (Deanna Dunagan) corretear semidesnuda a media noche o raspar paredes es más escalofriante de lo que parece. De enmarcar es la dupla que DeJonge y Oxenbould como los hermanos con la misión de juntar a su madre con sus abuelos. Ambos se entienden en pantalla, y para variar dentro del marco del found footage, hacen de dos protagonistas queribles.

Los huéspedes no es sólo un intento de reconciliación, es una película pseudo-auto-biográfica y paródica. Ambos personajes están basados en el director (la futura documentalista y el aspirante a rapero). Shyamalan se da tiempo para burlarse de sí mismo como un realizador que solía tomar sus ideas y conceptos muy enserio.

Lo que hace de Los huéspedes la mejor película de Shyamalan en once años es que es un cóctel de géneros que no sufre de cambios tonales abruptos o desajustados. Cuando es graciosa, lo es, pero cuando asusta, lo hace. Para el inicio del último acto, Los huéspedes se desenvuelve como un found footage de invasión casera con dos vulnerables hermanos en el medio.

Los detractores de Shyamalan podrán encontrar de qué quejarse (el sello característico del director es la clave que pone en marcha la verdadera pesadilla), pero indudablemente, Los huéspedes marca parcialmente su regreso como un narrador con buenas historias que contar.

The Visit - Póster

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