A excepción de la notable El luchador (Darren Aronofsky, 2008), la cual retrató con crudeza el drama que se vive fuera de un cuadrilátero, la lucha libre no había tenido otra exponente sobre los altos y bajos de convertirse en un luchador profesional. Y no es que Luchando con mi familia, la nueva propuesta de WWE Studios, se acerque a lo que Aronofsny logró hace más de una década. Pero como una alternativa más ligera para los que no quieran someterse al martirio que atraviesa un luchador profesional en el ocaso de su carrera, no está mal.

3/5

Salvo el boxeo, la presencia de disciplinas de contacto en el cine – asumiendo, claro está, que se considere la lucha libre profesional como lo que se vende: una mixtura entre deporte y espectáculo –  ha sido discreta. 

A excepción de la notable El luchador (Darren Aronofsky, 2008), la cual retrató con crudeza el drama que se vive fuera de un cuadrilátero, y el documental Beyond the Mat (Barry W. Blaustein, 1999) la lucha libre no había tenido otra exponente sobre los altos y bajos de convertirse en un luchador profesional. Y no es que Luchando con mi familia, la nueva propuesta de WWE Studios, se acerque a lo que Aronofsny logró hace más de una década. Pero como una alternativa ligera para los que no quieran someterse al martirio que atraviesa un luchador profesional en el ocaso de su carrera, no está mal.

Inspirada en la vida de Saraya Knight, mejor conocida para el Universo de la WWE como Paige (interpretada aquí por Florence Pugh), la película captura su ascenso en el circuito independiente inglés hasta su llegada al territorio de desarrollo de la WWE, y su promoción a las “grandes ligas”, el programa más importante de la programación de la compañía, Monday Night Raw.

Los que siguen de cerca a la WWE podrán notar que la película no es una adaptación completamente fiel a cómo se desarrolló la carrera de Paige. Pero más allá de los saltos abruptos que da la historia, Luchando con mi familia es otra comedia deportiva que recoge los mismos elementos de superación personal que se han visto en muchas otras. Sin embargo, la particularidad de esta historia del pez fuera del agua y el shock cultura que viene sujeto a esta (de la fría Norwich a la soleada Florida), es que además de tener que ajustarse a su nueva vida alejada de su familia, quienes subsisten de su propia promoción de lucha libre, Paige debe encontrar su propia voz dentro del cuadrilatero mientras vive el sueño frustrado de su hermano mayor, Zak (Jack Lowden).

Aunque el parecido físico no es idéntico, el trabajo de Florence Pugh emulando hasta el último manierismo de la propia Paige es fenomenal. Atrás no se quedan Nick Frost (Una noche en el fin del mundo, 2013) y Lena Hayday (Game of Thrones) como los padres de la luchadora y soporte cómico de la película, la cual también cuenta con un forzado cameo de Dwyane ‘La roca’ Johnson, quien se encargo de producirla.

Luchando con mi familia no añade nada nuevo al género deportivo, pero dado lo poco que llegan al cine películas sobre la lucha libre profesional, es una agradable sorpresa.

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