Sumergible, de Alfredo León León.
Si bien la evolución del cine ecuatoriano ha tardado – y con eso me refiero a la alternativa de contar historias y realidades no directamente ligadas al drama social que por años han marcado al medio local -, las nuevas voces de la filmografía nacional se están haciendo escuchar.
Así como hace dos años Gabriela Calvache expuso con La mala noche una realidad – la trata de blancas – bajo la envoltura de un mesurado thriller, el realizador de Mono con gallinas, Alfredo León León, regresa tras siete años de ausencia con Sumergible, una co-producción con Colombia que subraya las nuevas vías por las que el cine ecuatoriano puede moverse.
Aquiles (José Restrepo), Felix (Leynar Gomez) y Kleber (Carlos Valencia) son tres narcotraficantes que se encuentran en medio de una misión a bordo de un sumergible, una embarcación artesanal diseñada para traficar drogas y pasar desapercibida en alta mar. Durante el duro viaje, la embarcación sufre un desperfecto mecánico que obliga a sus tripulantes a romper la regla sagrada del narcotráfico: sacar los contenidos de la bodega para redistribuir el peso y evitar que el agua se filtre en su sumergible, “el guadalupe”. Sin embargo, para su sorpresa, descubren que han estado moviendo personas junto a los kilos de cocaína: una está muerta, mientras que la otra, a la cual apodan “la reina” (Natalia Reyes, Cumbia Ninja, Pájaros de verano, Terminator: destino oculto), es una joven colombiana que fue separada de su familia. Al tanto que la mujer es un regalo para el comprador de la carga, los traficantes se proponen a mantenerla con vida y llegar al punto de encuentro a tiempo.
Pese a que el cine de submarinos es casi inexistente – peor el de sumergibles -, León aborda su segundo largometraje como si se tratara de una película espacial, lo cual habla muy bien de la ambientación lograda por el arte y el diseño sonoro.
Como los ochenta minutos de película tienen lugar en las claustrofóbicas dimensiones de estos “bichos de agua”, que es como se conoce coloquialmente a la embarcación, León edifica un relato que se sostiene (más que compararla con películas de submarinos, Sumergible tiene más de trabajos como Enterrado que de cualquier otra cosa) y, más importante aún, que no alarga su estadía.
En la superficie Sumergible resulta casi que en el polo opuesto de Mono con gallinas, pero León no sólo vuelve a jugar con el tema del encierro, sino que también elabora otro retrato social sobre cómo elementos de las clases marginales son arrojados a situaciones extremas para sobrevivir.
La foto, el montaje, el arte y el sonido se conjugan bien para traer a la vida esta ilusión de que estamos al fondo del mar, aunque eso no hubiese funcionado de no ser por el trabajo delante de cámaras. Reyes, quien en el primer tramo no tiene mucho que hacer más que gemir y suplicar auxilio, crece gradualmente hasta tomar control de la narración. El siempre confiable (al menos en el medio local) de Carlos Valencia vuelve a demostrar que es un actor cumplidor. Aquí, como el “menos malo” de los narcos a bordo.
Sumergible podrá tener más de un acierto, pero al estar ochenta minutos atascados con cuatro personajes en lo que podría ser una habitación, es una lastima que no sepamos más de ellos que lo que atraviesan de momento. Angie, que es como se llama “la reina”, tiene una hermana menor de la cual cuida y una madre enferma, pero eso no es suficiente como para generar simpatía más allá del hecho que es una víctima del tráfico de personas. Kleber tiene una familia, o al menos es es lo que sabemos por una foto, y anhela reconectarse con su hija, pero eso no explica – o justifica – cómo es que fue a parar a una banda de narcotraficantes. Restrepo y Gomes se desempeñan bien, pero sus roles no pasan de ser clichés en un entorno diferente: un capitán degenerado que lleva días de más confinado bajo agua y un narco con dobles intenciones, respectivamente.
Sin contar los personajes unidimensionales y objetivos trazados a medias, Sumergible es un esfuerzo admirable que demuestra que se puede hacer cine de género ecuatoriano de una factura a la par de industrias más desarrolladas.
Sumergible se estrena en simultáneo este 12 de marzo por las salas de Multicines y la plataforma de streaming de Touché Films, Touché Premiere.