Fue una de las finalistas en la categoría de Mejor Película Extranjera en el Oscar.
La realidad choca con la ficción en The Mother of All Lies, un fascinante documental ganador del premio a Mejor Dirección en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cine de Cannes 2023.
De cara al estreno de la película este viernes en Ciudad de Nueva York, Cinema Ecuador tuvo la oportunidad de platicar con la realizadora marroquí Asmae El Moudir, quien habló sobre la larga etapa de preproducción del proyecto, sus referencias, su forma de abordar el cine documental y cómo fue crecer sin ninguna fotografía de su niñez.
Dada la naturaleza muy personal de la historia, ¿consideraste en algún punto no montar la película?
“Empecé con una foto y acabé con 500 horas de material. Tuve la oportunidad de consultar con algunos montajistas, como Nadia Ben Rachid, quien ha montado todas las películas de Abderrahane Sissako. Fue muy bueno trabajar con ella. Al fin de cuentas acabé con cuatro horas de avances. Creé mi propio archivo y me comencé a preguntar, ‘¿Por qué no tengo ni una sola foto?’ Quería hablar sobre el pasado sin tener prueba de que ha acontecido. Así que la solución fue crear mi propio archivo durante los últimos siete años y pensar cómo puedo hacer una película con este material. Crear un espacio, esta miniatura, y traer a toda mi familia para liberarlos y que puedan hablar libremente del pasado, fue otra parte del proceso de realización de la película. Pensé mucho en la forma, en el cómo íbamos a contar la historia, cómo crear un híbrido artístico para contar cosas que no podemos ver”.
La estructura de la historia es muy similar a la de Rashomon en el sentido que los testimonios no son íntegramente veraces. ¿Crees que el cine documental es capaz de transmutar la realidad misma? De deformarla, como diría tu abuela.
“Creo que es importante crear un formato, incluso un estilo. No creo, por ejemplo, que las cosas que dice mi abuela son la realidad. Creé un espacio para ellos porque no podíamos conseguir una respuesta en la casa por lo mucho que le asustaba a todos hablar. No puedo hacer una película con un “sí” o “no” por respuesta. Crear una forma me ayudó a mí y a todos los demás a hablar. Así que a veces perdía control, porque ellos sentían que estaban actuando. Estoy contando la realidad en términos de las cosas sobre las que podemos hablar, pero no es la realidad como tal, sino algo que recreamos para hablar sobre el pasado. En el cine documental tenemos que mantener la libertad creativa. El documental es auténtico, es orgánico, etc.. Esto es una formato bastante híbrido“.
Hablando de tu proceso creativo, ¿las figuritas de barro fueron tu primera opción para recrear tus recuerdos de la infancia?
“No era la primera opción. Me interesaba filmar en las locaciones reales, pero no pude conseguir los permisos. En Marruecos es muy difícil filmar si no tienes permisos, y si lo haces puedes perder tu cámara. Le pedí ayuda a mi padre porque no podía perder más tiempo. Ya habían pasado diez años, así que me propuso regresar a algo que solíamos hacer, que era construir pequeñas casas con cartón. Cuando comenzamos a crear las miniaturas fue complicado porque mi padre estaba haciendo las cabezas más grandes que las ventanas. Tuvimos que arrojar todo a la basura y comenzamos a buscar a personas en escuelas de arte en Marruecos, así que armé un equipo de jóvenes. Mi padre fue el de la idea de usar las miniaturas en la película”.
A lo largo de la historia hemos visto documentales sobre tragedias inimaginables como Shoa, The Missing Picture y El acto de matar. ¿Qué películas te inspiraron?
“Hacer una película sobre algo que pasó, sin tener pruebas, es muy difícil. Podíamos hacerlo o no. No había un punto intermedio con este tipo de historia. Cómo no inspirarse viendo una película como The Act of Killing. Soy una gran admiradora de Abbas Kiarostami. He visto todas sus películas. (…) No trabajé con un guión para esta película, pero, solo con el contacto visual, puedo decirle a mi DF lo que funciona y lo que no funciona. Por eso es importante trabajar con alguien antes de haber rodado la película. Antes de filmar ya llevábamos hablando dos años para entender mis intenciones. No es una película fácil. No me preguntes cuál es la próxima secuencia o la próxima escena. No hay escena. Vamos a provocar emociones, y eso es el cine para mí. Provocar reacciones y no esperar respuestas“.
¿Como documentalista se te hizo difícil hacer que las personas revivan su trauma?
“No me gusta hablar del cine como terapia, porque el cine no sana a nadie. Solo provocamos y provocamos. Hablamos, y al hablar nos sentimos bien y nos sentimos libres. La experiencia que The Mother of All Lies me ha dado es que puedo hablar libremente sobre mi familia, mis padres, mi abuela. Antes era muy difícil generar una discusión, crear una interacción entre mi familia. De acabar con este mecanismo de mentiras con el que crecí en mi casa”.
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The Mother of All Lies se proyecta este viernes 6 de septiembre en el Alamo Drafthouse Liberty y el 13 de septiembre en Leammle Theaters en Los Angeles, California.
La película es distribuida en Estados Unidos por Outsider Pictures.