A sus 79 años de edad, el legendario Ridley Scott regresa al universo de su clásico de 1979, Alien: el octavo pasajero, sólo para volver a hacer la misma película pero con menor eficacia. Alien: Covenant, la nueva incursión espacial del director y la tan ansiada continuación de Prometeo (2012) sólo se siente como una excusa para levantar un nuevo universo interconectado.
Si había demanda por una continuación de Prometeo no era porque se querían tres películas más, como 20th Century Fox tiene en mente, sino porque la pseudo-precuela del 2012 no atendió todas las interrogantes que Alien había sembrado hace casi cuatro décadas. Ahora el problema se duplica ya que Covenant ha hecho lo mismo.
★★★★★2.5/5
A sus 79 años de edad, el legendario Ridley Scott regresa al universo de su clásico de 1979, Alien: el octavo pasajero, sólo para volver a hacer la misma película pero con menor eficacia. Alien: Covenant, la nueva incursión espacial del director y la tan ansiada continuación de Prometeo (2012) sólo se siente como una excusa para levantar un nuevo universo interconectado.
Si había demanda por una continuación de Prometeo no era porque se querían tres películas más, como 20th Century Fox tiene en mente, sino porque la pseudo-precuela del 2012 no atendió todas las interrogantes que Alien había sembrado hace casi cuatro décadas. Ahora el problema se duplica ya que Covenant ha hecho lo mismo.
Mientras la tripulación Covenant se dirige a un planeta para comenzar un proyecto de colonización, un desperfecto con la nave los obliga a cambiar de planes. Cuando interceptan un mensaje que viene desde un planeta desconocido, el segundo capitán al mando, Christopher (Billy Crudup), decide dirigirse al origen de la señal para investigar lo que sucede en vez de regresar a la Tierra. Al llegar a lo que creían era un paraíso jamas antes explorado por el hombre, los tripulantes de la nave son recibidos por David (Michael Fassbender), el único superviviente de la tripulación Prometeo.
De acuerdo a la novelista Susan Sontag en su ensayo La decadencia del cine, éste se ha reducido a «imágenes agresivas, y a la manipulación sin principios de las imágenes para que atrapen más la atención (montaje más y más veloz)». Asimismo, añade que dicha forma de manipular imágenes (fotogramas) ha producido un cine «desencarnado y liviano, que no demanda la atención nadie». En principio, ese es el problema más grande de Covenant. No se ve la mano del director, y peor aun, es una película que ha sido reducida a un actioner (entiéndase, película de acción) genérico con xenomorfos incluidos.
Y que haya acción no es el problema. Si Alien es un clásico que mistura suspenso con terror, Aliens: el regreso (James Cameron, 1986) hace lo mismo añadiendo acción a la ecuación. Prometeo, un film con más aciertos que desaciertos, se siente orgánicamente adherida al universo de Alien. Covenant, por su lado, no.
Como acoté anteriormente, Ridley Scott ha vuelto a hacer la misma película, sólo que bajo los parámetros que rigen al cine de acción contemporáneo y una protagonista que no está a la altura (la pobre Katherine Waterston no tiene nada con qué trabajar, por lo que realmente no es su culpa) de la emblemática figura de la Ellen Ripley de SigourneyWeaver. Ahora, un ícono del feminismo.
Si vieron Alien podrán poner los puntos sobre las íes de Covenant. Una tripulación escucha una señal, se dirigen al planeta de dónde viene para rastrearla, los miembros de la tripulación toman decisiones imprudentes y, pues como dije, si vieron Alien ya imaginan en qué consiste una de las últimas confrontaciones de Covenant.
Si Scott cumple en algo es en devolver a la saga a sus raíces de terror, pero después de una secuencia muy bien lograda (en ella conocemos a una de las nuevas invenciones del film, el “spinebuster”), la película se transforma en un espectáculo vertiginoso que parece muy ajeno a lo que estamos acostumbrados de su director.
La relación entre un dios y sus creaciones vuelve a ser el hilo conductor de la trama, pero la película no añade mucho a ese concepto o al menos algo diferente a lo que ya se vio en Prometeo. Fassbender vuelve a lucirse, ahora en dos roles, pero aparte de eso no hay más hallazgos que valgan la pena en Covenant, un “remake” deficiente