Por María Belén Izurieta
Tanto se criticaba a Netflix porque sus producciones no eran tan buenas que digamos. Pero al saber que se contaba con un Alex Garland (director de Ex Machina) al frente, todo era posible. La más reciente película de este talentoso director se trata de una adaptación del libro del mismo nombre escrito por el estadounidense Jeff VanderMeer.
Mala suerte tuvimos si contamos con el hecho de que esta película sea llamada tan “inteligente” y “confusa” como para ser estrenada en el cine (ya sabemos que hay mucha gente a la que le gusta ir al cine para hacer cualquier cosa que no sea pensar), por lo que Paramount Pictures – la encargada de todo esto – decidió estrenarla en Estados Unidos bajo una limitadísima cantidad de funciones y dejarle los derechos de distribución internacional a Netflix. Una pena, porque el espectáculo que resulta este largometraje merecía ser visto en la pantalla grande.
Aniquilación es misterio desde el comienzo. Han pasado 30 años desde que un extraño suceso ocurrió en un lugar remoto de Estados Unidos, locación que se conoce ahora como Área X y que fue cerrada con la excusa de un supuesto desastre medioambiental, según le cuentan a Lena (Natalie Portman), la protagonista de la historia.
Diversos grupos de soldados, durante este tiempo, han entrado para no salir. ¿La causa? Es totalmente desconocida. Hay quienes dicen que enloquecieron y se suicidaron o que enloquecieron y se mataron entre ellos. Pero no han sido los únicos que no han logrado salir. Ahora es el turno de enviar a un grupo de mujeres que no tienen experiencia en el combate – apenas una fue soldado – pero sí son de las mejores profesionales en campos científicos: una bióloga, una geomorfóloga, una física y una paramédica.
Si bien su punto de partida recuerda un poco a Alien: El octavo pasajero (Ridley Scott, 1979) y a muchas otras películas que nos sitúan en el cliché del grupo de gente que tiene que salir a investigar una zona peligrosa, pues podría decirse que, en parte, se está en lo cierto. Pero la realidad es que a la larga iremos descubriendo que ésta es solo la cubierta y todo lo que nos queda por descubrir es mucho, mucho más que eso.
Las fases del largometraje están bien definidas. Durante el primer tercio del filme se hace la introducción, conocemos a los personajes, sus ocupaciones y qué los llevó a terminar en la base de Southern Reach. Su ritmo es contemplativo pero la tensión siempre está presente, sobre todo gracias a la nada usual banda sonora de Geoff Barrow y Ben Salisbury que otorga más misticismo con los tonos atmosféricos bellamente compuestos.
En su segundo tercio es cuando la cosa se pone en modo survival horror: el misterioso entorno se pone hostil y es un reto tanto para los personajes como para el espectador; aquí vemos algo de acción. Mientras tanto, su último tercio – el más espectacular – viene a ser todo el despliegue del arsenal sci-fi que se tenía guardado Garland, donde como por arte de magia parece sacarse del sombrero el clímax fascinante que Aniquilación llevaba cocinando desde el arranque.
El verdadero momento alucinante es este clímax precisamente, que de momento nos deja desorientados. Esta fantasía llena de lógica se convierte en el despliegue de la parafernalia de todo lo que podría ser exuberante: vemos colores que nuestros ojos no conocían, criaturas mutadas y una gran diversidad de especies de flora desconocidas y no sólo eso, sino que nos lleva a hacernos una gran pregunta: ¿qué es la vida?
A diferencia de las producciones hechas para las masas, Garland es capaz de abandonar las reglas establecidas por Hollywood y entregarnos un filme dirigido y escrito con gran precisión, con momentos únicos donde la calma es la que nos va descubriendo las capas del misterio, dejándonos – a propósito – con más preguntas que respuestas, haciendo que éstas nos lleven a cuestionarnos cosas como el cuidado del medio ambiente y el respeto a otras formas de vida, incluyendo las ya conocidas, y lo autodestructiva que puede llegar a ser la raza humana.
Este hermoso, inquietante y misterioso filme de ciencia ficción deja por los suelos a todo lo que los grandes estudios consideran consideran como tal. Mientras tanto, este director con su segunda película nos demuestra porqué su talento y singular punto de vista lo han llevado a lo más alto, convirtiéndolo en un realizador al que hay que seguirle la pista con Aniquilación (y Ex Machina) como lo mejor que el género ha ofrecido en la última década.