Por Julio Fernando Navas
Dirigida, escrita, producida y protagonizada por Nate Parker, The Birth of a Nation, su ópera prima, no pudo haber llegado en un momento tan oportuno como inoportuno. Celebrada hace casi un año en el Festival de Sundance, la incapacidad de separar al hombre del artista ha provocado que este notable drama sobre el esclavismo navegue en la marea del olvido.
Inspirada en hechos reales y trabajada como una respuesta a la propaganda fílmica que inspiró su nombre (la épica y silente en blanco y negro de D.W. Griffith estrenada en 1915), The Birth of a Nation es una película que merece ser discutida (y vista) más alla del pasado de su director, un presunto violador.
El drama, ambientado durante la Era de la Plantación, cuenta la historia de Nat Turner (Parker), un hombre negro que a diferencia de otros esclavos aprendió desde pequeño a leer y escribir. Turner recibe la aprobación de su amo, Samuel Turner (Armie Hammer), para que predique la palabra de Dios a esclavos que no desean trabajar para sus amos. Indignado por la violencia que atestigua hacia otros negros, Turner, por medio de la palabra, lidera una rebelión.
Motivo de una feroz subasta después de su proyección en Sundance (Fox Searchlight Pictures se hizo de sus derechos de distribución por la cifra récord de $17.5 millones de dólares) y galardonada con los dos premios más importantes que otorga el festival, The Birth of a Nation se proyectaba a ser una de las contendientes más fuertes en ruta al Oscar. Al igual que la excelentísima 12 Years a Slave (Steve McQueen, 2013), The Birth of a Nation es un film socialmente relevante, aunque un poco más pertinente. En tres años la violencia hacia negros (brutalidad policial) se ha acrecentado exponencialmente.
Ocho meses después de su exhibición en Sundance, llega el Festival Internacional de Toronto y con ello la noticia de que hace casi veinte años Parker abusó sexualmente de una colegiala que terminó suicidándose en el 2012 al no poder lidiar con el trauma. Que el nombre de Parker vuelva a los titulares por la presunta violación (hubo sexo, sí, pero de acuerdo al director fue consensual) justo antes que su película se estrene en la vitrina más grande antes de la temporada de premios es sospechoso. ¿Algún estudio está detrás? Puede ser. Pero asumiendo que las acusaciones contra Parker sean ciertas, eso no es razón para no ver una película necesaria en esencia para nuestro tiempo. Si tanto importara el pasado de un director, Roman Polanski, un violador confeso y prófugo, no habría ganado el Oscar dos veces en 2003 por The Pianist.
De acuerdo al grado de violencia de la película (los latigazos de 12 Years a Slave se quedan cortos), The Birth of a Nation no sólo fue pensada como una respuesta al racismo de Griffith plasmado en su película. Por momentos, se siente como una carta de odio despechada contra la violencia que sufren los negros. The Birth of a Nation parece extraída de la fantasía más grande de un esclavo: masacrar a su amo.
The Birth of a Nation no es una película perfecta, pero sí es un buen registro histórico que merece discusión independientemente del pasado de su director. Desde su génesis, esta esta ha sido América. Una nación marcada por racismo y violencia.