Ted 2, de Seth MacFarlane.
Tras envalentonarse y ponerse delante de cámaras para fracasar en uno de los peores westerns que se han visto, Seth MacFarlane regresa al estudio de grabación para Ted 2, secuela de su éxito crítico y comercial del 2012. Después de ver la película, pude descubrir que tanto MacFarlane como Adam Sandler están obsesionados con la cultura pop americana. La diferencia es, que mientras Sandler hace referencias sosas para entretener, MacFarlane puntualiza y hace críticas con las que no podemos estar en desacuerdo.
A Million Ways to Die in the West, la nefasta segunda realización de MacFarlane, fracasó como un western (no se esperaba nada a lo Clint Eastwood o Sergio Leone, pero eso no excusa a la película de su propia mediocridad) y como una comedia, y es increíble el tipo de humor tan elemental que empleó cuando redactó el guión, por lo que con Ted 2, una comedia excedida de duración (se acerca a las dos horas), MacFarlane quiere demostrarnos que no es el escritor tonto que parece ser y que puede hablar de tópicos sociales modernos en una comedia como ésta, indiferente y queminportista. Y eso es bueno.
Mientras John (Mark Wahlberg) continúa apenado de haberse divorciado de Lori, Ted (con la voz y captura de movimiento de MacFarlane) se casa con Tami-Lynn (Jessica Barth), pero surge un problema. Cuando ambos deciden ser padres para solucionar sus problemas maritales, Ted deja de ser reconocido como una ¨persona¨. Con la ayuda de John y Samantha (Amanda Seyfried), una joven abogada, Ted deberá recurrir a un famoso abogado de derechos civiles (Morgan Freeman) para que considere el caso y acepte defenderlo en la corte.
Para ser una comedia de un oso de felpa parlante, cuando quiere, Ted 2 puede sentirse muy real, especialmente durante una de las airadas discusiones que Ted mantiene con Tami-Lynn meses después de que ambos dieran el sí en el altar. El humor de MacFarlane es crudo y poco comprometido con la sensibilidad del espectador, lo cual le brinda mucho espacio para criticar abiertamente lo que se le antoje.
Ted 2 busca deliberadamente repetir la formula de su antecesora, y aunque funciona, no deja de sentirse como algo reciclado durante su último acto, donde Donny (Giovanni Ribisi) entra al panorama porque sigue obsesionado con Ted. Ver a Ribisi bailar al ritmo de ¨I Think We`re Alone Now¨ no tiene precio, pero eso no justifica una subtrama que se repite y alarga innecesariamente a una comedia pasada de raya que pretende ser más astuta de lo que parece ser.
No se puede hallar por ningún lado el ingenio de MacFarlane en un film como A Million Ways to Dies in the West. Es una comedia tan tonta que parece pertenecer a la filmografìa de Marlon Wayans, y es por eso que aprovechando la realidad social de un país como Estados Unidos, MacFarlane ha usado a Ted como una metáfora para hablar de personas a las que no se le reconocen sus derechos, como los negros y los homosexuales.
Ted 2 es un comedia con ideas interesantes. Sin embargo, MacFarlane no olvida que lo está dirigiendo es una película sobre un oso drogadicto y mal hablado (y por encima de todo, agradable, o lo más agradable que alguien que se acomode en esa descripción pueda ser) que contiene escenas increíblemente inverosímiles, como John y Ted practicando buceo para deshacerse de una portátil repleta de todo tipo de porno hasta ambos intentando masturbar a Tom Brady y recolectar una muestra de semen para concebir al ¨hijo perfecto¨. Por más inteligente que pretenda ser, Ted 2 jamás ignora su ridícula esencia.
La película es repetitiva, y a eso es lo que apela, pero MacFarlane, astutamente evade clichés con mucha maestría teniendo a John abiertamente reconociendo al último acto del film como un déjà vu de la primera película y haciendo que su romance con Samantha, además de poder ser notado a leguas, sea creíble, comprensivo, y poco cursi. Y si están pesando por qué no hay revuelo por un oso que tiene vida, el guión de MacFarlane lo resume de la siguiente manera: ¨En una tarde soleada de Boston, un oso parlante está a punto de casarse con su novia, probando dos cosas: los finales felices pueden convertirse en realidad para cualquiera, y que a América no le importa un carajo absolutamente nada.¨
Equipada con buenos gags, el característico, crudo, e imparcial humor de MacFarlane, y una pequeña dosis de comentario social respecto a la realidad actual de Estados Unidos, Ted 2 es una secuela que no le debe nada a su antecesora a pesar de caminar sobre sus huellas.