Hace casi cinco años llegó a los cines Titanes del Pacífico, un proyecto pasional que se cristalizó por el amor de Guillermo del Toro hacia las películas de criaturas gigantes como El monstruo de los tiempos remotos (Eugène Lourié, 1953) y Godzilla (Ishiro Honda, 1954), y la cultura japonesa.
Este año se estrena Titanes del Pacífico: La insurrección, la cual no sólo perdió a del Toro por problemas de producción – aquello se aplazó tanto que el mexicano prefirió mantenerse ocupado en La cumbre escarlata y la reciente ganadora del Óscar, La forma del agua –, sino también todo lo que hizo a su antecesora especial. Lo cierto es que insurrección tiene más de las películas de Transformers de Michael Bay que del mundo que del Toro había creado.