El drama fue premiado en el Festival de Cine de San Francisco.

Trece años después, la realizadora Tania Hermida (Qué tan lejos, En el nombre de la hija) vuelve con una obra que culmina una trilogía concebida mucho antes que se creara una Ley Orgánica de Cultura en el Ecuador.

La invención de las especies, su tercer largometraje de ficción, ya cumple tres semanas en cartelera, motivo por el cual tuve la oportunidad de entrevistar a su directora, la más prolífica del país.

Durante nuestra conversación hablamos sobre cómo ha evolucionado la distribución cinematográfica en Ecuador, la importancia del apoyo estatal para con el cine y, obviamente, La invención de las especies, un contemplativo coming of age situado en las Islas Galápagos que supone una continuación temática de su filmografía.

¿Cuál es la diferencia de estrenar en Ecuador una película en 2006 que en 2024?

Es un momento muy distinto en muchos sentidos. Hay cosas que se mantienen en el tiempo: para empezar, la dificultad de llegar a salas de cine a nivel nacional, de disputar un espacio en ese lugar que es quizás el más emblemático en la industria. Disputar un espacio ahí siempre fue un reto que nos planteamos como productora. (…) Con la experiencia de Qué tan lejos, evidentemente para todos fue una sorpresa el fenómeno en el que se convirtió la película. Sin embargo, al menos yo como directora, siempre supe que eso era algo extraño que sucediese porque las películas que están producidas como las producimos nosotros es difícil que lleguen a tener una audiencia tan amplia.

(…)

Lo que esta vez ha sido interesante para mí es la valoración a nivel de la crítica local. Ha sido, por una parte, muy generosa, y por otra han habido lecturas de esta tercera película muchísimo más profundas que las otras dos. Muchísimo más apegadas a lo que la película propone en términos narrativos, en términos de guión, en términos de textualidad, pero eso no ha significado, al menos hasta ahora, una afluencia de público tan grande como la que tuvimos en las dos primeras películas. Pero la experiencia todavía sigue ahí, todavía no se ha terminado como para verla a la distancia y saber qué pasó. Lo que sí está claro para mí, y eso lo dije en los estrenos, es que esta película no hubiese sido posible producirla si es que no hubiésemos dejado sentadas las bases de una política pública que fomenta la producción. Qué tan lejos se produjo antes de que exista ley de cine, antes de que exista convenio con Ibermedia, antes de que exista un instituto de cine, un fondo de fomento; y eso sí era muy cuesta arriba en términos de lograr un mínimo financiamiento para hacer una película independiente.

Corporación Ecuador para Largo.

La segunda y tercera película se hicieron en el marco de estas condiciones que logramos crear como país, como sector, como cineastas, para que fuese posible la producción. Ambas tienen apoyo de Ibermedia, han ganado fondos concursables del instituto de fomentos. Por concurso público, para esta tercera película, obtuvimos ayuda para el desarrollo, para la producción, para la postproduccion. Eso, sumado, a los fondos de Ibermedia, hizo que fuese posible producir una obra que, desde todo punto de vista, es muy independiente. Es decir, tiene una propuesta narrativa muy suya, muy propia, que no se ajusta a los cánones de la narrativa más convencional. Eso fue posible por ese marco de política pública que se logró consolidar entre 2007 y 2016; 2007, cuando hubo el primer concurso de fondos de fomento, y 2016, cuando se aprobó la Ley Orgánica de Cultura, un fondo creado específicamente para fomentar el arte. Eso ha permitido que en estos siete años de crisis severas no se deje de convocar ayuda. Esto lo digo porque me parece importante que las nuevas generaciones lo identifiquen con mucha claridad, la permanencia de la política pública y hacerla crecer, porque sin eso no es posible una cinematografía ecuatoriana”.

¿Por qué contar esta historia a través de la mirada de una niña de 13 años?

A mí me gusta ver las tres películas como una trilogía, donde hay una protagonista que, en este caso, es una adolescente que hace un viaje que deviene en un viaje de transformación, de mutación, y en esta película está muy presente desde el principio. El título de la película se trata de una evocación del libro de (Charles) Darwin, pero dándole un giro que evoca la idea de que el ser humano es un animal que se crea a sí mismo, y cuya evolución tiene que ver con su capacidad de transformarse a través de la palabra, las historias que se cuenta a sí mismo, de lo que le ha pasado, lo que le está pasando y de lo que le podría pasar. Durante el proceso de escritura no es que uno planifique todo en términos racionales; de algún modo los personajes llegan, y esta adolescente desde el principio llegó a la historia, se instaló ahí. La primera escena que escribí del guión es esta en la que ella le dice a Darwin (un local de Galápagos) que ella se llama Isla, y ahí pues ya está esa semilla de las otras historias. (…) La adolescencia es un momento de mutación biológica, y esto acentuaba el momento que ella traviesa de transformarse para sobrevivir“.

Corporación Ecuador para Largo.

¿Desde el 2006 contemplaba hacer una trilogía?

“Para nada. Lo que sí sabía cuando hice Qué tan lejos es que quería hacer una película de carretera en los Andes del Ecuador. Esa era mi obsesión. Cuando hice En el nombre de la hija pensé que iba a hacer algo completamente diferente, porque era una sola locación, con niños, de época, de modo que honestamente no era consciente que compartían estos temas hasta cuando estaba en la mesa de montaje; ahí me di cuenta que las dos películas tenían un ADN en común. Está también el tema que en mis tres películas de algún modo hay un ritual de los sacramentos católicos que aparecen reinterpretados. En la primera es el matrimonio, la segunda el bautizo y la tercera la comunión. No fue una idea desde el principio hacer una trilogía. Fue algo que sucedió, que se fue dando y que ahora cuando terminé esta tercera película efectivamente lo vi, que hay una trilogía donde se repite un viaje de transformación, donde aparece este mentor, donde los libros son centrales”.

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¿Siempre tuvo en mente las Galápagos durante el proceso de escritura?

“Sí. Hay elementos que estuvieron desde el nacimiento de la historia, y eran una adolescente y las galápagos. Una adolescente, hija de un biólogo experto en conservación de tortugas. Ese era el punto de partida. La idea era justamente este contraste, si se quiere, entre un padre científico que ha adquirido todas las herramientas para la perpetuación de la vida, para intervenir en la naturaleza de modo que una especie sobreviva y, sin embargo, como padre no es capaz de identificar el vacío en el que está su hija. (…) Desde el principio, obviamente las Galápagos, como islas, como historia, como lugar geográfico, como lugar de estudio científico, eran protagonistas“.

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¿Se ve dirigiendo en los próximos años?

“De momento, no. Como te habrás fijado, para mí todo empieza en la escritura. La escritura de guión es el momento en el que se cocina todo. Yo empiezo a movilizarme para producir una vez que el guión ha cobrado vida, y ya me habita y me empuja. Ese proceso a mí no me sucede como a otros colegas que están en uno o dos proyectos simultáneos. No funciono así. Cada historia me agarra, me secuestra, me lleva, y luego me abandona, y recién cuando me abandona puedo volver a pensar: dónde estoy, quién soy y qué otra cosa puedo contar. Es como una ola que te arrastra”. 

La invención de las especies todavía tiene funciones en Supercines Ceibos, Supercines Dorado, Supercines 6 de diciembre, Multicines CCI y Multicines Batan.

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