Cualquier película que se ambienta en Nueva York me atrae. Debe haber algo detrás de esa atracción. Probablemente se deba a que algún día deseo vivir en aquella ajetreada ciudad, pero dejando de lado las infinidades de recursos que la Gran Manzana provee — especialmente a las comedias de situación —, Annie,  adaptación del musical de Broadway de 1977 del mismo nombre, cuenta como una de las excepciones, aunque no del todo.

Esta nueva iteración, en la cual nuestro personaje titular es una huérfana de color, es dirigida por Will Gluck, director de comedias astutas para un publico de mayor edad como el vehículo de consolidación de Emma Stone, Se dice de mí, y la agradable Amigos con beneficios, protagonizada por Justin Timberlake y Mila Kunis, quien por cierto, cuenta en esta película con un interesante cameo (si vieron Amigos con beneficios, ya podrán imaginarse a qué tipo de cameo me refiero). Annie es un enorme retroceso para Gluck, quien si bien no ha sido artífice de alguna novedosa comedia, hasta ahora no había tenido que recurrir a humor barato y grotesco para soltar unas risas.

2.5/5

Cualquier película que se ambienta en Nueva York me atrae. Debe haber algo detrás de esa atracción. Probablemente se deba a que algún día deseo vivir en aquella ajetreada ciudad, pero dejando de lado las infinidades de recursos que la Gran Manzana provee — especialmente a las comedias de situación —, Annie,  adaptación del musical de Broadway de 1977 del mismo nombre, cuenta como una de las excepciones, aunque no del todo. 

Esta nueva iteración, en la cual nuestro personaje titular es una huérfana de color, es dirigida por Will Gluck, director de comedias astutas para un publico de mayor edad como el vehículo de consolidación de Emma StoneSe dice de mí, y la agradable Amigos con beneficios, protagonizada por Justin Timberlake y Mila Kunis, quien por cierto, cuenta en esta película con un interesante cameo (si vieron Amigos con beneficios, ya podrán imaginarse a qué tipo de cameo me refiero). Annie es un enorme retroceso para Gluck, quien si bien no ha sido artífice de alguna novedosa comedia, hasta ahora no había tenido que recurrir a humor barato y grotesco para soltar unas risas.

Annie (Quvenzhané WallisBestias del sur salvaje) es una astuta y perspicaz niña de 10 años que vive junto a otras cuatro huérfanas con la amargada, adicta al trago, y cantante frustrada, Collen Hannigan (Cameron Diaz), encargada del lugar. Todos los días Annie frecuenta el restaurante donde sus padres la abandonaron con la esperanza de encontrarlos luego de que ellos al dejarla prometieran regresar algún día. Por intentar salvar a un perro callejero Annie es por poco arrollada por una furgoneta, pero es milagrosamente salvada por Will Stacks (Jamie Foxx), un adinerado político en plena campaña por la alcaldía de la ciudad. Cuando el suceso se torna viral, el calculador consejero político de Stacks, Guy (Bobby Cannavale), le sugiere adoptar a Annie para asegurar los votos de la ciudadanía, pero lo que Stacks ignora es el genuino lazo que podría construir con la pequeña huérfana.

Desde el comienzo, esta nueva imaginación de la obra plantea un giro realmente obvio al tener a la pelirroja Annie (asumimos que es la original) en la clase de la nueva Annie (la de color), quien posee una autoridad superior a la de un profesor al hacer que sus compañeros (sin llegar a cuestionarla), divididos en distintas ¨ramas sociales¨, usando sus manos y pies, le den el ritmo a lo que sería la primera canción de la película. Annie es de esos musicales que usan cualquier sonido que disponga, como un taladro picando una acera, para darle melodía a una canción, pero el concepto es pobremente usado, y los números musicales carecen del júbilo que deberían tener al ser entonados por cinco adorables huérfanas.

Voy a admitir que no vi nada especial en su interpretación nominada a un Óscar en el drama indie Bestias del sur salvaje, pero aquí podríamos decir que Wallis es lo rescatable. Ella logra darle vida a esta nueva versión del clásico personaje como una niña muy astuta rodeada de adultos tontos e interesados en sí mismos. Claro que la sobreconfianza con la cual Wallis personifica a Annie se la puede confundir con arrogancia. No obstante, para ser alguien tan inteligente es inverosímil que no le importe casi haber sido arrollada por un vehículo porque correr la hace llegar a cierto lugar con más rapidez. Podrá pensar como un adulto y ser más astuta que algunos de los que aparecen en esta película, pero eso no evita que Annie termine comportándose como la niña que es.

Qué fatal año ha tenido Diaz. Después de las comedias ¡Mujeres al ataque! y Nuestro video prohibido, cerró su 2014 con una de las peores interpretaciones de su carrera. Diaz caracteriza a la malvada Hannigan como la despiadada e indolente bruja que hemos visto una y otra vez en este tipo de comedias, en especial en las que hay de por medio un orfanato o niños indefensos. Entramos a lo peor con sus números musicales, los cuales son realmente terribles y poco melódicos. Ni la presencia de un acertado Bobby Cannavale, memorable en Blue Jasmine de Woody Allen, es de ayuda para las escenas del aburrido y monótono personaje que ella interpreta. Con algo así se puede medir el talento de un actor sacando adelante a su personaje, pero Diaz nunca logra salir de las limitadas dimensiones con las que le da vida a Hannigan.

Foxx es otro actor del reparto con un paupérrimo 2014, y aunque también su personaje del sujeto adinerado que sólo está enfocado en su trabajo y en no entablar alguna relación social que no sea con sus asistentes ha sido visto hasta el cansancio, hace que su interés por Annie luzca genuino. Es imposible no destacar a Wallis sin mencionar a Rose Byrne, siempre encantadora bajo cualquier papel. De no ser por la segura interpretación de nuestra protagonista y un interesante uso al rol de las redes sociales, los evidentes problemas de Annie hubiesen sido más notorios.

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