3.5/5

Antes de partir con la compañía de enanos para rescatar el reino de Erebor de las garras del feroz dragón Smaug en El hobbit: un viaje inesperado, Gandalf (Ian McKellen) le prometió a Bilbo (Martin Freeman) que si llega a regresar con vida a la Comarca tendrá una gran historia que contar. Esta reflexión únicamente surge efecto cuando vemos a Bilbo, de 111 años de edad, en El señor de los anillos: la comunidad del anillo(Peter Jackson, 2003) junto a Frodo (Eliaja Wood), su joven sobrino que espera algún día escuchar las leyendas del mítico viaje de su tío.

Con Peter Jackson en la dirección, y gran parte del elenco regresando una vez más para reprisar sus roles, siempre supe que ninguna película de la trilogía de El hobbit estaría a la altura de cualquier film de la trilogía de El señor de los anillos luego de ver dos años atrás Un viaje inesperado. Podríamos decir que Jackson ha perdido el toque, y la consecuencia de todo esto es preguntarnos si el resultado hubiese sido el mismo si Guillermo del Toro no hubiese abandonado la posición de director. Lamentar la participación de Jackson, director de una de las mejores trilogías de la historia del cine, suena descabellado, pero El hobbit: la batalla de los cinco ejércitos termina siendo la resolución de una olvidable y enriquecedora serie de películas.

Después de haber sido despertado de su largo sueño por Bilbo y los enanos, el dragón Smaug (Benedict Cumberbatch) sumerge en llamas a la pequeña ciudad de Esgaroth, donde un encarcelado Bard (Luke Evans) desesperadamente intenta escapar para asesinarlo de una vez y por todas usando una flecha negra. Smaug cae rápidamente y Bard es elegido como el líder por los habitantes de la ciudad. Tras haber desplazado al dragón de sus aposentos en el reino de Erebor, los enanos recuperan todo el oro que les pertenece, pero Thorin (Richard Armitage), cegado por su avaricia, les exige encontrar la Piedra del Arca, la cual está en posesión de Bilbo, quien se rehúsa a admitir que la ha encontrado. Bard Lidera a los habitantes de la ciudad a la Montaña Solitaria para exigir algo del oro de los enanos a cambio de lo que han perdido a causa del destructor paso del dragón. La noticia de la muerte de Smaug se esparce rápidamente, y Thraundil (Lee Pace) llega a las inmediaciones de la Montaña para exigir las reliquias élficas que yacen junto al oro de los enanos, pero la arbitraria actitud de Throin y su ambición por transformarse en Rey evita cualquier tipo de negociación, por lo que las tropas de elfos y los hombres liderados por Bard están dispuestos a entrar en una guerra con los enanos de ser necesario, ignorando que el enorme ejercito de orcos de Azog planea una emboscada para apoderarse de la Montaña.

Usar las palabras olvidable y enriquecedor en la misma oración suena como una gran contradicción, y hasta cierto punto lo es, pero es la mejor manera de la cual se puede describir el tibio paso de esta trilogía. Como una precuela, cumple perfectamente su función. Si revisitamos las películas de El señor de los anillos, especialmente la primera, podemos escuchar el nombre de Smaug o el de uno de los enanos de la compañía de Thorin que guarda un parentesco lejano con Gimli. Jackson ha llenado los vacíos históricos del universo de la Tierra Media de J.R.R. Tolkien, y viéndolo desde ese punto de vista, la trilogía de El hobbit ha cumplido con su cometido. 

Ahora, no podemos usar eso como excusa para justificar que ninguna de las películas de El hobbit estuvieron a la altura de alguna de la trilogía original. Sin embargo, La batalla de los cinco ejércitos es lo más parecido que Jackson tiene para ofrecer al universo que conocemos, y esto se debe al nivel de acción que contiene el film, y a la aparición de conocidos personajes, como los orcos del ejercito de Azog. La batalla de los cinco ejércitos puede ser lo último que veamos del material de Tolkien adaptado al cine, especialmente después de la discutida decisión de dividir El hobbit en dos películas, y luego hacerla una trilogía, cuando en realidad solo es un libro. Esta fue la última oportunidad de Jackson de presentar algo remotamente similar a la trilogía original, pero el resultado se lo percibe como algo a medias limitado por la ambición de las primeras dos películas.

La interpretación de Martin Freeeman como Bilbo debe ser el punto más alto de la trilogía, y verlo en pantalla es un deleite. El personaje no hace mucha presencia, pero Jackson ha encontrado un carismático reemplazo en Luke Evans, quien perfectamente lleva el peso protagónico del film la primera media hora. Thorin siempre fue el más destacado de la monótona compañía de enanos, y pasar a Bard le da un giro refrescante a la historia, especialmente por lo capaz y cómodo que Evans luce en todas sus escenas.

El problema que tengo con La batalla de los cinco ejércitos fue las pocas referencias antes de pasar a La comunidad del anillo. Este es el caso de una película que tuvo que haber sido más larga de lo que es. Personajes como Galadriel (Cate Blanchett), Elrond (Hugo Weaving), y Saruman (Christopher Lee) corren con poca relevancia en el capítulo definitivo, y son limitados a una corta escena que tuvo que haber tenido más importancia en la que se enfrentan con Sauron.

Jackson siempre quiere recordarnos que estamos viendo algo relacionado a El señor de los anillos con sus bellas tomas de los paisajes neozelandeses y las hipnotizantes composiciones de Howard Shore. Jackson se ha asegurado de que la superficie sea la misma, pero sabemos que el contenido no es el mismo. Como cineasta, Jackson no ha sabido evolucionar con la innovación tecnológica de la industria cinematográfica. Los efectos prácticos de la trilogía original de hace diez años logrados con menos de $100 millones de dólares en comparación al exorbitante presupuesto de La batalla de los cinco ejércitos, lucen más realistas y menos computalizados.

La película es bastante insustancial, y lo único que la sostiene es la creciente rivalidad entre los elfos y los enanos, la cual se estudia vagamente en El señor de los anillos con la pequeña enemistad entre Gimli y Legolas (Orlando Bloom). Seguramente La batalla de los cinco ejércitos complacerá a las audiencias con algunas de sus espectaculares secuencias de acción, pero es la idea de que es el cierre de un capítulo lo que termina por un elemento nostálgico a la película.

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