Por Julio Fernando Navas
«Oh, no seas tonta — todas quieren esto. Todas quieren ser como nosotras». — Miranda Presley
Han pasado diez años desde que El diablo viste a la moda, del director David Frankel, llegó a los cines, y su impacto aun se siente. La comedia dramática, inspirada en la novela homónima de la autora Lauren Weisberger, impulsó las carreras de Anne Hathaway y Emily Blunt, rompió los paradigmas concediéndole una nominación al Óscar a Meryl Streep, e inspiró a un par de imitadoras que han fracasado emulando su aclamo con la crítica y audiencia.
Publicada en 2004, El diablo viste a la moda no tardó en instalarse en la lista de las novelas más vendidas del New York Times. De hecho, se ubicó en el listado por seis meses. Lo curioso de todo es que 20th Century Fox había conseguido los derechos para adaptarla al cine en 2001, de acuerdo a la productora ejécutiva del estudio de ese entonces, Carla Hecken. Ella afirma que después de haber leído las primeras cien páginas de un manuscrito que encontró en línea sabía que tenía entre manos buen material. «Yo pensé que Miranda Presley era una de las mejores villanas de la historia», le comentó a Variety.
En el film y la novela, Miranda Presley es la despiadada editora en jefe de Runway, la publicación en la que nuestra protagonista, Andrea “Andy” Sachs (Anne Hathaway) consigue un empleo como su asistente. Un trabajo infernal por el que muchas chicas matarían, tal y como escuchamos una y otra vez en el film. Se cree que el personaje de Miranda Presley está fuertemente inspirado en Anna Wintour, la editora en jefe de Vogue, la publicación impresa de modas más prestigiosa del mundo.
El diablo viste a la moda es una “feel-good movie”. De esas raramente efectivas y poco tontas que te levantan el ánimo o que alienta a ciertas mujeres (u hombres) en seguir una vocación dentro del glamuroso mundo de la moda y la alta costura. Pero dónde marca una diferencia con otros films que se llegaron a partir de su estreno (la superficial Loca por las compras, para citar un ejemplo), es con Meryl Streep. La veterana actriz logra elevar el material ofreciendo una caracterización soberbia y un tanto ambigua. Para una “villana”, su Miranda Presley puede matarte con un gesto o una mirada. ¿Pero de dónde lo aprendió? De acuerdo a ella, de otro veterano actor: «La voz que conseguí de Clint Eastwood. Él nunca, nunca levanta su voz y todos tienen que acercarse para escuchar, y es automáticamente la voz más poderosa en el lugar». La nominación que recibió Streep sólo le dio aun mas notoriedad a una película que estaba destinada a ser recordada diez años después de su estreno.
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Las películas sobre la moda suelen ser engañosas porque caen víctimas de su propio discurso. Pero ese no fue el caso con El diablo viste a la moda. Para un film sobre una industria a simple vista superficial, tiene algo que decir, como que todos subconscientemente deseamos ser “trendy” sin que realmente lo queramos. La historia puede ser bastante familiar (una mujer desinteresada por la moda se transforma en lo que tanto odia), pero la ejecución es efectiva, y es imposible no sentirse relacionado al personaje de Hathaway, quien finalmente brotaría aquí como una actriz para luego consolidarse dos años después en La boda de Rachel (Jonathan Demme, 2008).
Con el éxito de El diablo viste a la moda, la autora de la novela trabajó en una continuación llamada Revenge Wears Prada: The Devil Returns, la cual sigue a Andrea y Emily (Emily Blunt) mientras enfrentan las complicaciones de manejar su propia revista de modas. Revenge Wears Prada llegó a las estanterías el 4 de Junio del 2013, y desde entonces se ha especulado sobre la posibilidad de verla llegar al cine. ¿Pero qué tan probable es? Meryl Streep no se encuentra interesada en retomar la historia — jamás ha hecho una secuela — y Hathaway, aunque revela que le encantaría volver a trabajar con el mismo equipo de hace diez años, cuenta que «es mejor dejarla como está».
Es probable que nunca veamos una continuación de El diablo viste a la moda, lo cual es una lastima, pero Anne Hathaway protagonizó el año anterior la “secuela no oficial” del film: Pasante de moda, de la directora Nancy Meyers. En ella, Hathaway interpreta a Jules Ostin, la fundadora de una compañía de venta de modas. Contrario a su voluntad inicial, debe contratar a Ben Whitaker (Robert De Niro), un pasante mayor de edad que entra a su vida (laboral y personal) de una forma inesperada.
Jules no es tan frívola o “malvada” como Miranda, pero son dos personajes extremadamente similares en un contexto parecido. Puede nunca se haga una película de Revenge Wears Prada, pero si queremos una buena idea fílmica de cómo le iría a Andy fuera de Runway, Pasante de moda es un buen punto de partida.
El diablo viste a la moda llegó por primera vez a los cines el 30 de junio del 2006.