13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi

En manos de directores que saben contar historias, un conflicto bélico situado en medio oriente sería material para una película contendiente al Oscar. En manos de Michael Bay, 13 horas: los soldados secretos de Benghazi, basada en hechos reales, es un tiroteo sin sentido que se extiende por más de dos horas donde el director le da rienda suelta a sus excesos y, obviamente, a su fascinación por las explosiones.

Las películas de Michael Bay son reconocibles no sólo por el trato que le da a la imagen o la forma en la que manipula la cámara, sino también por el sentimiento pro-americanista que acompaña a todos y cada uno de sus trabajos. Bay puede ser un idiota con “buenas intenciones”. Un patriota que quiere rendir tributo a los soldados que pelean en medio oriente. Pero cuando escuchas algo como ″no se diferencian los buenos de los malos″, es difícil apoyar las ideas de un director que no sabe expresarse sin ser racista o xenófobo.

La película inicia afirmando que después del derrocamiento de Muamar el Gadafi, Libia se convirtió en una de las zonas más peligrosas del mundo, y que por ende, muchas embajadas abandonaron el país, con la excepción de una embajada americana, la cual aloja personal de operaciones especiales que permanece en Libia para efectuar misiones y así recuperar armamento que podría acabar en manos equivocadas. Cuando un grupo de insurgentes invade las instalaciones, dependerá de seis contratistas militares, en sobrecogedora minoría numérica, tratar de preservar el mayor número de vidas posibles.

13 Hours The Secret Soldiers of Benghazi

Denle a Michael Bay una idea interesante, y lo más probable es que no sepa cómo atraer nuestro interés con ella. El director sólo sabe expresarse de una manera. En otras palabras, a tiros y explosiones, y en 13 horas no tarda en mantenerse fiel a ello. Ya se han visto películas de guerra que se sienten como una sola larga secuencia — La caída del halcón negro —, pero ver las casi tres horas de 13 Hours es tan tortuoso como lo que experimentan los seis contratistas militares del film.

El libreto de la autoría de Chuck Hogan ahonda poco en el conflicto principal de la película y no nos permite conocer a los personajes a fondo. El único que destaca es el Jack Da Silva de John Krasinski. Él parece ser el único personaje por el que quiere que nos preocupemos, ya que es el único en recibir una historia de fondo con su familia esperando por él en casa.

13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi

Desinteresadamente, 13 horas rasga la superficie de problemáticas importants del género de guerra, pero no es algo que no se haya hecho ya. Y no es porque la película no sea capaz de hablar de cosas relevantes, sino porque se puede percibir que Bay quiere acabar lo antes posible con la “palabrería” para entrar de lleno donde más cómodo se siente: un intercambio de balas que parece no tener fin.

Podemos pasar horas debatiendo sobre Michael Bay, pero dudo que lleguemos a una conclusión que coincida que el director algún día cambiará la forma en la que dirige sus películas. 13 horas es un indicador de que el director sabe que tiene publico, y que sus películas van dirigidas a ese grupo. Sin embargo, debería aprender a trabajar en sus personajes y en la estructura de sus películas. 13 horas: los soldados secretos de Bengazi se siente como una película de Transformers, pero sin los Transformers.

3/10

13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi

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