Pixels

Es de no creer que un concepto como el de Pixeles haya fracasado. El nombre de Adam Sandler en el encabezado era un augurio de lo que le deparaba al nuevo fiasco de Happy Madison Productions, dirigido por un extraño a la compañía de producción de su protagonista: Chris Columbus, autor de films más que aceptables como las dos primeras entregas de Harry Potter. Aquí no hay rastro de aquel cineasta. Sólo un empleado que se presta a una nueva producción donde Sandler se las puede tirar de galán, y porqué no, ser el gamer que el mundo necesita.

Pixels apela a ser un golpe nostálgico ochentero de los días de Arcade y buen rock and roll, pero en comparación a la inofensiva Luna de miel en familia, representa un retroceso (si es que se puede retroceder aun más) para un Sandler que ya no tiene remedio ni conceptos que lo rediman.

Sam Brenner (Sandler) se gana la vida instalando teatros caseros, pero en sus días de gloria fue el campeón mundial de Pac-Man. Cuando una raza alienígena intercepta una cápsula del tiempo con decenas de juegos clásicos, malinterpretan el mensaje tomándolo como una declaración de guerra. Con la obligación de acudir a un experto, William Cooper (Kevin James), el Presidente de los Estados Unidos, recluta a Sam, su mejor amigo de la infancia, para ensamblar un equipo de experimentados gamers que sea capaz de detener la invasión y salvar al planeta.

Pixels

Con Kevin James aponderado en la Casa Blanca, no existió el mas mínimo interés por siquiera contratar a un actor creíble bajo el rol. Es clásico de Sandler juntar a su séquito (reducido aquí, aunque eso no evita que arrastre a talentos como Brian Cox, Peter Dinklage, y Sean Bean con él) para trabajar en sus películas (Nick Swardson hace un cameo que se supone debe ¨impresionarnos¨), pero nadie es tan estúpido para tragar a James como Presidente. Aun cuando hace de un mandatario detestado por las masas e irrespetado por su mejor amigo.

Pixeles debería ser un divertido y colorido homenaje a juegos clásicos como Pac-Man, Galaga, y Donkey Kong, pero la película siempre está al servicio del humor gastado, sexista y vulgar que caracteriza a Sandler, quien nunca pierde la oportunidad para hacerse pasar como un rompecorazones. Aquí con Michelle Monagham rendida a su pinta de albañil.

Pixels

Si no se tratase de una película de Adam Sandler pensaría que la ridiculez de Pixeles pretende probar que personas comunes (entiéndase, nerds), dentro del contexto de un videojuego, pueden desbloquear logros admirables (alcanzar el récord mundial en un juego árcade; conseguir una mujer de ensueño; ser el líder de una nación; salvar al mundo de una invasión alienígena), pero estamos hablando de Adam Sandler. A lo mucho sus películas pueden tener corazón, pero nunca tanto intelecto.

En el fondo quería gustar de Pixeles, pero sólo es un pretexto más para que Sandler pueda trabajar con sus amigos y soltar bromas expiradas. Pixeles es un concepto desaprovechado que hubiese funcionado en manos de alguien que se preocupe más por lo que hace. Empezando por el casting.

3/10

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