Por Julio Fernando Navas

Hace casi dos años, M. Night Shyamalan, un nombre que por mucho tiempo alejó a personas de las salas de cine, le dio un giro insospechado a su carrera tan digno como los que se roban el protagonismo de sus películas con Los huéspedes, un modesto found footage que funciona.

Este año el director, aliado con el productor Jason Blum, regresa con Fragmentado, un sensacional thriller que demuestra que Los huéspedes no fue una casualidad. Para bien o para mal, Shyamalan está oficialmente de regreso, y en buena medida se debe a la soberbia clase magistral actoral que imparte James McAvoy en el mejor rol de su carrera al darle vida a un hombre con 23 personalidades distintas.

Kevin (McAvoy), un hombre que padece de un trastorno de identidad severo, secuestra a tres amigas (Casey — Anya Taylor Joy —, Claire — Haley Lu Richardson — y Marcia — Jessica Sula —) a plena luz del día en un estacionamiento. Mientras algunas de sus 23 personalidades intentan buscar ayuda por medio de Karen Fletcher (Betty Buckley), una psicóloga al tanto de su condición, las más poderosas se confabulan para ofrecer a las chicas como tributo a una última personalidad que está tomando forma: la Bestia.

Desde que Shyamalan se dio a conocer en 1999 con El sexto sentido, el director no sólo se convirtió en sinónimo de la palabra “giro”, sino también en alguien con una muy buena percepción, casi hitchcockiana, de lo que es construir suspenso. El problema es, que a lo largo de su trabajo, Shyamalan revela el misterio muy pronto, y la atmósfera que había logrado se cae. Afortunadamente, Split no adolece de aquello y tampoco vacila con matar la intriga.

Si con Los huéspedes Shyamalan demostró que aún tenía historias por contar, con Split el director lo reafirma. Después de casi una década enterrado bajo su propia mediocridad, Shyamalan lentamente está saliendo a la superficie, y el hecho que en Split veamos su primer cameo desde Dama en el agua demuestra que el director ha recobrado su confianza.

Shyamalan tiene méritos de sobra tejiendo el suspense, pero Fragmentado no fuera ni lo mitad de efectiva que es de no ser por James McAvoy. Aunque nunca vemos las 23 personalidades cristalizadas dentro de Kevin, McAvoy brilla con el puñado que tiene la oportunidad de trabajar. Desde Patricia, una mujer mayor sobreprotectora hasta Hedwig, un ingenuo niño de 9 años. El rango actoral de McAvoy no conoce de límites.

Al igual que él, Anya Taylor-Joy, la revelación de La bruja (Robert Eggers, 2016), brilla como Casey, una adolescente problemática con un pasado más oscuro de lo que parece. En medio de la locura de la premisa, Shyamalan aún tiene el dote de dirigir momentos dramáticos que se sienten genuinos y, sorpresivamente no fuera de lugar.

Aunque Shyamalan puede pecar de incongruente, con Fragmentado el director replica lo que hizo en Los huéspedes al crear una película que es capaz de asustar y entretener en igual medida. Puede que la escena final tome por sorpresa a los que no están familiarizados con la filmografía del director, pero cuando aquella escena llega nos damos cuenta que, al igual que en el 2000, Shyamalan lo ha vuelto a hacer.

8/10

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