Hace un mes tuvimos la oportunidad de ser el primer medio guayaquileño en conversar personalmente con Ana Cristina Barragán, la joven y talentosa directora quiteña de 28 años detrás del sólido coming-of-age ecuatoriano, Alba, drama que marca su debut como realizadora. Durante la entrevista, Anacris, como es apodada por sus amigos, habló sobre la concepción del proyecto, su etapa en el mundo de la publicidad, su relación con el director de foto de la película, Simon Brauer, la respuesta que el film ha recibido internacionalmente y sus dos futuros largos: La Piel Pulpo y Conejo.

¿Cómo nace Alba?

“Creo que, cuando alguien escribe una película siempre hay una necesidad muy fuerte de expresar algo. Siento que en los tres cortos que hice antes ya había explorado la entrada a la pubertad de niñas, casi todas de la misma edad, pero había algo que siempre quedaba corto. Un corto es como un formato de exploración en el que no puedes ahondar mucho. Hay muchos estímulos de esa época. Me parece fascinante. Es como una mezcla muy linda entre algo tierno y doloroso a la vez, y esa mezcla tiene una fuerza visual, una fuerza simbólica muy fuerte para mí.”

Alba nace en tu tesis de la Universidad. ¿Cómo fue el proceso de escritura? 

“Había la oportunidad de hacer un corto o escribir un guión, entonces yo escogí escribir un guión. Pero ese fue el primer borrador. Yo me gradué de la San Francisco con el primer borrador de Alba, y entonces vinieron siete versiones más. Fue un trabajo de casi dos años y medio de escribir, escribir y re-escribir. Cuando se acercaba el rodaje sentía que estaba más cerca de la realidad y me enfrenté al hecho de tener que escribir una versión muchísimo más honesta.”

¿Cómo fue el proceso de concebir la honestidad de la película?

“Creo que fue un proceso personal. Por ejemplo, el primer guión era mucho más superficial de lo que quería decir. Fue un proceso autocrítico y de verte, de no tener miedo a verte muy a dentro y decir ‘no, estoy hablando de la superficie de lo que quiero decir’ Entonces, el proceso del guión fue como bajar de la superficie al fondo. En el proceso de rodaje fue encontrarme con personas, principalmente los actores, con un mundo interior muy fuerte y honesto.”

“En la edición di una vuelta súper larga. La película comenzó siendo editada de una cierta manera que era muy distante a lo que quería decir. Como muy fría y tratando de ser quizás otro tipo de película, dejando de lado cosas que para mí eran las más tiernas y las más especiales. El proceso de edición fue un cuestionamiento de quién soy y qué quiero decir. Siento que la película en sí, más allá de la historia, es el proceso de una búsqueda de autenticidad constante, y creo que eso al final se refleja.

¿Cómo fue tu salto de la publicidad a una película tan íntima como Alba?

“En realidad no siento que vengo de la publicidad. Vengo del cine e hice un paréntesis en mi vida con la publicidad. (La publicidad) es otro universo. Yo recién me graduaba de la universidad y fue bueno explorarlo.”

¿Cómo fue el trabajo fotográfico con Simon Brauer?

“Fue muy lindo. Con él ya había trabajado antes. Es una persona súper instintiva. Es un fotógrafo muy sensible. Para mí es el mejor fotógrafo del Ecuador. Él sabe poner toda su sensibilidad al límite y sabe adaptarse a la manera de rodar.”

¿Cuánto tiempo te llevó encaminar Alba

“Los cortos fueron importantes en el proceso porque al haber hecho tres cortos antes y que les haya ido bien, generaba el interés. Siento que sin los cortos hubiese sido incluso mucho más difícil explicarle a alguien el guión que quieres filmar. En cambio si ven los cortos (los productores) puedes tener un respaldo.”

¿Cómo te sientes respecto a la respuesta internacional que ha recibido la película?

“Siento que ha sido hermoso. Ha superado totalmente mis expectativas. Siempre pensé que a Alba le iba a ir bien y confié en la película en momentos muy frustrantes y difíciles, pero no esperé que tenga tanta repercusión. Cada vez que ha pasado algo bueno, cada vez que hemos ganado un premio, cada vez que se prenden las luces en otro país, en el país Vasco o en Lima o en Argentina o en distintos lugares ver a las personas comomvidas, es una sensacion muy profunda. Sientes que el ciclo se cumplió como tenía que cumplirse. Siento que por más entrega que la película tenía, si es que no llegaba a conomover, no llegaba realmente a generar algo fuerte o transcendente en las personas creo que no hubiera cumplido su objetivo. Ha sido lindo porque no sólo hemos ganado premios del jurado, sino también premios del público. Siento que ha habido aceptación de los dos lados.”

Este ciclo se cierra con Alba. ¿Qué viene para ti más adelante? Sabemos que estás trabajando en una película, La Piel Pulpo, y en otra, Conejo.

“En el proceso de edición de Alba empecé a escribir un guión nuevo. Fue un proceso de edición muy largo y por eso sentí la necesidad de empezar a escribir. No había ningún apuro para mí de empezar a filmar la siguiente película, sino que eran ideas que ya tenía. La Piel Pulpo es una historia sobre la relación de hermanos. Aborda eso a profundidad. Es en la misma playa de Alba, pero es una playa que en realidad está llena de moluscos y animales. Es una película que habla sobre el abandono. Muy distinta a Alba pero sí tiene ciertos puntos en común.”

Conejo en cambio es una película de fantasía. Es una película mucho más ambiciosa. La quiero empezar a escribir ahora porque sé que me va a tomar unos diez años levantar los fondos. Es una película sobre mujeres diminutas (risas).”

“Ahora quiero descansar un tiempo. Siento que necesito digerir todo lo que pasó con Alba. Siento que necesito tiempo para cosas de mi vida que quedaron suspendidas por la película. No siento que pueda empezar a trabajar mañana, pero de hecho la película (La Piel Pulpo) ya ganó el fondo del CNCINE, y si realmente tuviera fuerzas pudiéramos filmarla al final del próximo año, pero no sé si eso va a ocurrir o va a tomar un poco más.”

¿Qué nos puedes decir desde tu perspectiva sobre realizar una primera película? ¿Qué consejo nos puedes otorgar?

“Dos consejos. El uno y más importante es tratar de encontrar tu propia mirada sobre el mundo. Eso es lo más valioso, sobretodo en el cine de autor. Es poder ver cómo una persona en partícular ve el mundo. Sí, puedes alimentarte de referentes, pero si tu cine se vuelve una copia de algo mas siento que tu cine no está siendo fiel a tu mirada. Es difícil encontrar que es lo realmente necesitas decir en el cine, dejando de lado las pretensiones y el miedo. El otro es ser lo mas autocrítico y riguroso posible. En el proceso de Alba la parte autocrítica, decir, ‘no, me equivoqué, esto no está bien, la edición no está funcionando’, fue lo mejor que le pudo pasar a la película. Si estrenaba la película con el segundo corte porque pensaba que ya estaba terminada simplemente la película hubiera sido un fracaso. La película era muy fría y distante. Fue un proceso de búsqueda y exigencia muy fuerte, y creo que eso falta mucho en Ecuador. Falta mucha autocrítica. Es impresionante.”

Alba aún se encuentra en cartelera.