3/5

De no haber llegado en un momento de suma corrección política lo más probable era que Wonder Woman sea otro fracaso del apresuradamente ensamblado DCEU. Pero aquí estamos, frente a una película con uno que otro hallazgo que hizo lo que Batman vs. Superman: el origen de la justicia (Zack Snyder, 2016) y Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016) no pudieron, además de acaparar buenas críticas. 

Aunque el alto porcentaje que actualmente sostiene en Rotten Tomatoes es bastante engañoso — la crítica se arrodilla ante cualquier película “progresista” que confronte directamente discriminaciones sociales como misoginia, homofobia, etc. —, el tramo introductorio está lo suficientemente bien ejecutado como para disimular un último acto que repite los excesos de las otras dos películas.

Situada en Themyscira, el hogar de las Amazonas, encontramos a una joven Princesa Diana mientras completa su entrenamiento para convertirse en una guerrera bajo la tutela de su mentora, la General Antiope (Robin Wright) y ante la desaprobación de su sobreprotectora madre, la Reina Hippolyta (Connie Nielsen). Años más tarde, Diana (Gal Gadot) rescata a Steve (Chris Pine), un espía de las fuerzas armadas de los Estados Unidos perseguido por los alemanes por robar una libreta con la fórmula para un nuevo gas venenoso. Cuando Steve recibe la aprobación de las Amazonas para que permanezca en la isla después que su avión se estrella allí, Diana lo convence a que la lleve con él a Londres para “acabar con Ares”, su hermanastro, y así ponerle fin a la guerra.

Antes de hablar de la película en sí, cabe recalcar que bajo ninguna circunstancia Wonder Woman está cerca de la obra de Christopher Nolan. Puntualmente, al tratamiento que él y su hermano Jonathan Nolan le dieron al Caballero de Gótica. Desde su estreno y subsecuente éxito crítico y comercial, Wonder Woman ha sido blanco de campañas que buscan ponerla, por más ridículo que suene, en la mira del Óscar. ¿Es real el hype? En parte sí, pero Wonder Woman no es nada exorbitante. Quizás para lo que se esperaba del DCEU, sí, pero es incongruente cómo una película de superhéroe promedio como ésta ha sido promocionada como algo del otro mundo por el simple hecho de tener a una mujer como protagonista.

Pero empecemos por lo bueno, porque a diferencia de Batman vs. Superman y Escuadrón Suicida, Wonder Woman es al menos disfrutable. La película no pretende ser deprimente y la fotografía de Matthew Jensen apoya al relato contanto una historia de origen entusiasta. Gal Gadot, hasta hace poco completamente inerte frente a la cámara, da vida con gracia, encanto y carisma a una muy agradable Wonder Woman. Bajo la dirección de Patty Jenkins (Monster, 2003), la actriz ha encontrado la confianza que probablemente no halló con Snyder.

Pensada como una historia del pez fuera del agua — no sólo porque gira en torno a una amazona que llega a Londres, sino porque para su sorpresa, llega a un mundo dominado por hombres —, a lo largo de sus más de 120 minutos de duración su discurso contra la misoginia y la desigualdad de género se torna redundante con rapidez. Sumado eso a los villanos de cartón y una última confrontación escandalosa y explosiva, ciertamente ese 92% que sostiene en Rotten Tomatoes luce exagerado, sobre todo porque se tropieza con la misma piedra con la que las otras películas se tropezaron.

Sin embargo, y aun con uno que otro desacierto, Wonder Woman es quizás el rayo de luz al final del túnel. El DCEU ha dado vida a una película digerible y honesta dentro de la pretensiones a las que se puede limitar el cine de superhéroe. Lejos de ser maravillosa, como se la quiere vender, y mas aun una contendiente al Óscar, Wonder Woman ha llegado para salvar el día, casi.

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