La Liga de la Justicia de Zack Snyder.

1.5/5

El corte teatral de La Liga de la Justicia que llegó a los cines en el 2017 es, a secas, una mala película de dos horas. La Liga de la Justicia de Zack Snyder es, por igual, una mala película, solo que con el doble de duración y personajes supuestamente mejor desarrollados.

La inédita decisión de Warner Bros. de autorizar un corte del director (un privilegio que, bajo circunstancias normales, Zack Snyder no debería estar ni cerca de aspirar) se debe a múltiples factores: una desgracia personal, el encierro y el hecho que Warner Media quiera impulsar su plataforma de streaming, HBO Max, cogiendo de muletilla lo que hace algunos años se suponía iba a ser el equivalente de Los Vengadores del primer bache de entregas mediocres del DCU. La Liga de la Justicia de Zack Snyder es una realidad por todo menos que por méritos propios, porque el director ha demostrado que solo bajo la bestial duración de cuatro horas puede acercarse a contar una historia que a lo mucho medio hace sentido a cambio de un compromiso que no termina por valer la pena.

Con la muerte de Superman (Henry Cavill) a manos de Darkseid, las cajas madre se reactivan, lo cual motiva a Steppenwolf (Ciarán Hinds) a recuperarlas para conquistar el planeta. Mientras aquel plan toma forma, Bruce Wayne (Ben Affleck) trabaja en reclutar a otros héroes para formar La Liga de la Justicia y combatir la ecuación anti-vida con la que Darkseid tendrían control de todos los habitantes de la Tierra.

Si existieran tales cosas como películas de superhéroes de cuatro horas, lo más probable es que filmes como Catwoman, Daredevil o hasta El Escuadrón Suicida no hayan pasado a la historia como tres de las peores exponentes del género.

Cuatro horas y conocer de antemano dónde falló la intromisión de Joss Whedon (quien afrontó ese mismo problema con Marvel Studios durante Avengers: era de Ultrón) y Warner Bros. en post debería marcar el camino, a manera de un plano detallado, a cualquier cineasta, por más incompetente que sea como contador de historias. Porque ese es el caso de Snyder, un director hecho a la medida de videos musicales.  ¿O ya olvidaron el remedo que terminó siendo Batman V Superman: el origen de la justicia

La Liga de la Justicia de Zack Snyder no debería ser considerada como un evento por su injustificada y demandante duración, sino por representar todo lo que está mal con el cine comercial que se manufactura en Hollywood. Es una película montada sólo para complacer a cierto público en específico, lo cual nos obliga a pensar, ¿es esta realmente la visión de Snyder? Porque si en el corte de Whedon se siente la mano de un estudio que por aquel entonces no sabía cómo encarrilar su supuesto universo cinematográfico, el de Snyder tomó forma a partir de un fanatismo desmedido (por no decir tóxico, aunque así es como se lo ha descrito desde Warner Media) que ahora está demandando el corte de David Ayer de El Escuadrón Suicida.

Contrario al corte de Whedon y compañía, esta nueva La Liga de la Justicia está comprendida por seis capítulos, un prólogo (el concepto de miniserie le hubiese sentado mucho mejor), una introducción de diez minutos, más tiempo en pantalla para Steppenwolf, la cuestionable caracterización de una Gal Gadot que recién venía de apropiarse del rol de Mujer Maravilla en Wonder Woman, Ray Fisher, un dizque interés amoroso para el Flash de Ezra Miller, menos del humor que se rodó en los re-shoots para el corte de Whedon y 10% de escenas filmadas en slow motion.

No me arrepiento de haber visto este insufrible experimento conocido como La Liga de la Justicia de Zack Snyder porque me dio perspectiva de lo que es realmente largo.

Las ocho horas de Shoa ahora son una obligación.

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