El 26 de noviembre del 2008, una agrupación militante islámica llevó a cabo una serie de atentados terroristas a lo largo de cuatro días en Mumbai, la ciudad más poblada de la India. Uno de los puntos de ataque fue el lujoso Taj Mahal, hotel de cinco estrellas en el cual se sitúa esta ópera prima del realizador australiano Anthony Maras, Hotel Mumbai: el atentado. 

La virtud más grande de esta recreación de aquellos eventos es el retrato heroico de los trabajadores del hotel, quienes arriesgaron sus vidas para asegurar el bienestar de los huéspedes. Sin embargo, la construcción de los personajes que guían el relato es desalentadora.

3/5

El 26 de noviembre del 2008, una agrupación militante islámica llevó a cabo una serie de atentados terroristas a lo largo de cuatro días en Mumbai, la ciudad más poblada de la India. Uno de los puntos de ataque fue el lujoso Taj Mahal, hotel de cinco estrellas en el cual se sitúa esta ópera prima del realizador australiano Anthony Maras, Hotel Mumbai: el atentado.

La virtud más grande de esta recreación de aquellos eventos es el retrato heroico de los trabajadores del hotel, quienes arriesgaron sus vidas para asegurar el bienestar de los huéspedes. Sin embargo, la construcción de los personajes que guían el relato es desalentadora.

David (Armie Hammer), un arquitecto, y su esposa musulmana,  Zahra (Nazanin Boniadi), llegan a Mumbai para vacacionar con su recién nacido, Cameron, y su niñera, Sally (Tilda Cobham-Hervey). Durante su primera noche de estadía, una balacera los alerta que el hotel se encuentra bajo ataque por yihadistas, armados con rifles y granadas, que acribillan a cualquiera que se cruce en su camino. Mientras David recoge valor para subir hasta la habitación en la que se encuentra su hijo, Arjun (Dev Patel), un padre primerizo que trabaja como asistente en la cocina del hotel, se propone a velar por la seguridad de los huéspedes a como dé lugar.

Maras, co-autor del guión, no titubea en hacernos conocer las motivaciones religiosas detrás del terror que fue sembrado a lo largo de cuatro días en Mumbai. Por medio de un efectivo montaje paralelo se nos introduce a las víctimas y los victimarios mientras se dirigen a un punto en común: el Taj.

A pesar de durar poco más de dos horas, Hotel Mumbai no tarda en dar rienda suelta a su faceta de thriller que la acerca más al cine de acción que de recreación dramática. En términos de despliegue, Maras logra resultados similares y más que aceptables a otras exponentes inspiradas en tragedias reales dentro de contextos cotidianos, como Vuelo 93 y Capitán Phillips, ambas de Paul Greengrass, lo cual habla bien de su dirección pero no tanto del guión.

Si lo que Maras se había propuesto era rendir tributo a los trabajadores del hotel, quienes pudiendo escapar murieron ayudando a sus huéspedes, lo ha logrado. Pero los dos personajes que sirven como hilo conductor de la trama están pobremente desarrollados, lo cual poco tiene que ver con sus interpretaciones ya que en ese apartado Hammer y Patel cumplen. Sabemos que son padres y cuánto está en juego para ellos, pero eso no basta para despertar un interés genuino en nosotros

Dado el escaso trabajo en los personajes, llega un punto en Hotel Mumbai que se vuelve redundante ver extremistas merodeando un hotel con armas de fuego a todo momento. Sin embargo, Maras logra que las dos horas de película sean tensas, y por ese lado la película cumple como un buen ejercicio de suspense.

CategoríasCríticas